Admirar el trabajo y el éxito de uno es un comportamiento muy saludable, mientras sea un factor de apoyo para el crecimiento. Pero, también puede convertirse en una trampa cuando la admiración se transforma en envidia.
La envidia es un sentimiento que es parte de la naturaleza humana. El hombre tiende a comparase con el otro y cuando eso sucede con frecuencia termina traduciéndose en un comportamiento perjudicial para quien lo hace. Sin embargo, también puede afectar al que es envidiado.
Cuando usted comienza a preocuparse demasiado con la envidia que los demás sienten por usted, comienza a tener demostraciones de temor y miedo que hacen que usted mismo se prive de, por ejemplo, nuevos emprendimientos en su vida personal y en los negocios. Eso impide un avance profesional.
Por eso, la persona debe ignorar la envidia ajena y estar segura de sí misma. Según el conferencista y autor del libro “50 Tonos para el Éxito”, Jadson Edington, es posible tener esa confianza cuando se tiene una relación real con Dios: “(…) preocuparse con la envidia no la hará desaparecer. Tener miedo de ella, tampoco. La mejor cosa que usted puede hacer es buscar protección (…) en una relación real con Dios. (…) Si usted cree que es capaz, ignore la opinión de los demás y siga adelante.”
Incluso según Edington, la preocupación excesiva distrae porque el enfoque del éxito deja de ser su propia responsabilidad y pasa a ser culpa de los otros, cuando algo mal sucede o no sale de la manera planeada. “No siempre es bueno saber lo que los otros piensan. Se convierte en un cazador de envidia, creyendo que todo el mundo le tiene envidia, por eso, su vida no cambia, estará colocando la responsabilidad de su éxito sobre los demás. Tal vez allí está la razón de que su vida no camine. Usted mira con malos ojos a los otros intentando ver lo peor en ellos, y deja de mirar su propia vida y de responsabilizarse por ella. Si usted no busca su éxito, nadie más lo buscará”, comenta el conferencista.
“El corazón apacible es vida de la carne; mas la envidia es carcoma de los huesos.” (Proverbios 14:30)
Cuando usted está del otro lado
Una persona envidiosa se siente mal por el éxito del otro. Si usted cree que ya pasó por una situación así o está viviendo ese sentimiento ahora, es momento de rever su comportamiento.
“La mayoría de las veces, el envidioso ni siquiera se da cuenta que siente envidia. Tal vez usted sea envidioso y no lo sabe. Eso, sí, usted tiene el poder de cambiarlo. Y la envidia comienza con una comparación. Al compararse con otra persona (o las conquistas suyas con la de ella), usted se siente menos, inferior. Esto puede causar una reacción inconsciente de defensa”, explica Edington.
Con la sensación dentro de usted, la vida no va hacia adelante y no logra resultados, porque a todo momento se detendrá y perderá tiempo mirando para los otros. Por lo tanto, la envidia debe ser eliminada de la vida de aquellos que realmente quieren éxito.
“Se apresura a ser rico el avaro, y no sabe que le ha de venir pobreza.” (Proverbios 28:22)
“¿Quiere cosechar los frutos de su trabajo? Entonces deje de mirar la vida de los demás y comience a mirar su vida y a confiar en Dios. No desperdicie su tiempo con lo que usted no puede cambiar o que no va a alterar su vida. Cree estrategias para alcanzar sus objetivos, desarrolle su fe, la convicción de que usted llegará a donde quiere. Esté feliz por las conquistas de los otros. Mientras mayores sean las conquistas de los que estén a su alrededor, mejor será el ambiente”, destaca el autor.
Temas como este y tantos otros son abordados en el “Congreso para el Progreso”, un encuentro que se realiza los lunes. Para saber más acérquese a una Universal más cercana a usted. Participe a partir de este lunes.
[related_posts limit=”17″]