Aún ante muchos obstáculos políticos y sociales, la Iglesia Universal del Reino de Dios logró instalarse en Gambia, país africano, con el objetivo de llevar al necesitado país la Palabra que cura y libera. La sede de la iglesia está ubicada en la ciudad de Serekunda, con reuniones y evangelizaciones diarias. Por más que la mayoría de la población gambiana sea musulmana, los cristianos son muy respetados, y el Evangelio continúa siendo predicado por la mañana, la tarde y la noche, todos los días.
Gracias a esa dedicación, las personas pueden contar la transformación de vida alcanzada por el ejercicio de la fe sobrenatural en el Dios Vivo.
Yvone Ndéye, de 49 años, es un ejemplo de quien fue ayudada por el trabajo de la IURD en el país. La comerciante cuenta que su vida se desestabilizó cuando su marido la abandonó con sus hijos, al irse a Europa. Fueron 16 años de un infierno diario.
En el viejo continente, su marido se culpaba por su fracaso. Decía que su esposa había realizado trabajos de macumba para afectarlo. Yvone tenía serias dificultades financieras para sustentar a su familia, estaba frecuentemente enferma y ningún médico descubría la causa.
Un día, un pastor de la IURD que siempre pasaba frente a su lugar de trabajo decidió hablar con ella. Él le dijo que siempre la veía triste, y eso le llamó la atención. La invitó a una reunión en la iglesia. Yvonne aceptó, y es miembro hace 1 año y 5 meses.
Los cambios comenzaron a producirse. Su marido regresó a su casa y es un esposo y padre muy dedicado. Yvonne tiene su propio negocio. La tristeza, la vergüenza y la frustración son solo recuerdos, no son más parte de lo cotidiano. “Hoy tengo paz, gracias a Dios, y a los pastores que nos enseñan a desafiar a nuestros problemas. Soy una mujer completa y feliz.”
Odete Demba, de 43 años, estaba tan enferma que se cansó de ir a médicos y hospitales, de tomar pastillas y otros medicamentos fuertes. Comenzó a buscar ayuda en los espíritus, “en los mayores del país”, según ella, y nada mejoraba.
Un día su hermana la invitó a ir a la IURD. Entonces musulmana, Odete aceptó, 1 año y 9 meses después, ya no depende de medicamentos y los dolores son parte del pasado. “Toda mi familia hoy es cristiana, gracias a Dios ahora soy una mujer libre y feliz”, celebra.