“Tenía problemas espirituales y desmayos”
Elena: “Tenía asma crónica. Uno de mis pulmones no funcionaba, no generaba oxígeno. Dependía de la medicación, tenía problemas espirituales y sufría desmayos.
Un día, me desvanecí en el colectivo. Allí, una persona me invitó a la Iglesia Universal. En la primera reunión de viernes que participé, toqué el manto y salí diferente. Fue como si me hubieran sacado un peso de encima. Todo cambió. Me curé de esa enfermedad que me obstaculizaba. Hoy trabajo y estudio. Soy otra Elena”.
“Había caído en una depresión terrible”
Claudio: “Estuve involucrado en los vicios por treinta y tres años. Tenía cinco locales de calzados, pero fui perdiendo todo a nivel económico y familiar. Había caído en una depresión terrible y me separé.
Una tarde, salí a buscar drogas y me encontré con un amigo que me invitó a ir a las reuniones de los viernes. Asistí y, a partir de allí, empecé a descansar mejor. Con el tiempo ya no necesité drogarme más. Antes, sufría la abstinencia. Usando mi fe y tocando el manto, Dios me respondió”.
Tocó el manto consagrado y se sanó
Georgina: “Yo sufría de un dolor muy fuerte en el codo. El médico me había diagnosticado tendinitis. Era incurable y tenía que hacer tratamientos muy largos para que pudiera volver a levantar peso. Pero participé de la reunión de los viernes, toqué el Manto Consagrado y Dios me sanó. Desde ese día no tuve más problemas. Puedo cargar bolsas de diez kilos sin ningún problema. Gracias a Dios, porque Él no falla. Lo mejor de todo fue haber recibido al Espíritu Santo, que me dio paz y alegría”.
Si los problemas no lo dejan en paz y quiere ser libre de los tormentos espirituales, participe de la Reunión de Liberación a las 8 h, 10 h, 12 h, 16 h y 20 h, en la Universal más cerca de su domicilio.
Si usted quiere comunicarse con nosotros, puede hacerlo llamando al (011) 5252-4070.