Durante la “Última Vigilia de los obreros”, evento realizado por la Iglesia Universal del Reino de Dios, la cual marcó la vida de más de 100 mil obreros de Brasil y de toda América Latina, quienes participaron por medio de videoconferencia. El objetivo principal, esa madrugada de reflexión, fue alcanzar a aquellos que estaban enfermos o debilitados.
Todos fueron llamados delante del altar y escucharon del obispo Sérgio Correa, responsable de los voluntarios en todo Brasil, un mensaje de apoyo. “Por estar en la posición de obrero, muchos han tenido miedo de usar la fe y determinar la cura de su enfermedad”, explicó.
El líder de los obreros también enseñó que para vencer el miedo es necesario enfrentarlo. “Hay muchos obreros que, por inmadurez en la fe, han dejado al diablo colocar la duda dentro de sí.” Añadió también que fallas tenemos todos pero que eso no puede ser una barrera para actuar la fe. “El miedo no puede ser alimentado, tiene que ser vencido”, alertó el obispo.
Quien buscó la transformación
“Hace algunos años, antes de conocer al Señor Jesús, tenía una vida totalmente destruida por los problemas que me asolaban. Fui una persona que sufrí mucho en los vicios, en el alcohol. Tuve ese vicio como refugio para esconder mi dolor. Huir de los problemas era mi constante lucha. Era un hombre totalmente agresivo, todo a causa de mis problemas financieros y peleas con mis familiares”, cuenta Alexandre Ubirajara de Oliveira, de 34 años (foto).
Él explica que todo cambió cuando tuvo la oportunidad de conocer el trabajo de la Fuerza Joven. “Llegué a la iglesia totalmente alcoholizado y desilusionado, pero hubo algo que me impresionó y me motivó a conocer al Señor, eso sucedió a través del testimonio del joven que me invitó, en aquel momento, a participar de una de las reuniones. Así fue que luché, me entregué a Dios”, recuerda.
En un año, fue obrero y, luego, pastor. “Estuve en la obra durante tres años, pero la distancia de mi familia me hizo debilitar en la fe, pues dejé de actuar con la fe racional y me dejé llevar por mis sentimientos. Además tuve una relación que también fue una de las actitudes que me llevaron a desanimarme y salir de la obra, pues creí que sería feliz, pero no fui correspondido. Tuve una decepción amorosa que terminó con mis esperanzas”, contó Alexandre.
Un día, él decidió volver a la presencia de Dios. “Siempre tuve el deseo, pero nunca tuve fuerzas para volver. Por mi deseo, Dios tuvo misericordia y volví, luché y fue acogido. Hoy soy obrero hace tres años, comprendo que Dios nunca nos abandona, en verdad nosotros somos lo que nos apartamos de Su presencia. Volví sin miedo a equivocarme y hoy estoy en la lucha por las almas perdidas, al igual que un día lucharon por mí”, finaliza