La fe que piensa es atrevida, es violenta, es loca, es sobrenatural.
Violenta porque no se conforma con creer en el Dios de Abraham y vivir como Lázaro;
Violenta porque se rehúsa a creer en el Dios de Moisés y seguir viviendo como esclavo de los egipcios;
Violenta porque rechaza creer en el Dios de Josué y no apoderarse de Sus promesas;
Violenta porque no admite creer en el Dios de Gedeón, ser llamado hermano y estar sujeto a las humillaciones de los enemigos;
Violenta porque si cree que el Dios de David es el mismo, jamás va a permitir que nuevos Goliats prevalezcan;
Violenta porque si el Hijo de Él ya despojó a los principados y a las potestades, entonces no admite que estos sigan teniendo dominio;
Violenta porque violenta mi ser por entero para apoderarme del Reino de los Cielos;
Violenta porque a pesar de que Él Sea el Dios de Paz, prometió que aplastaría a Satanás debajo de nuestros pies. Romanos 16:20;
Violenta porque está permanentemente indignada y en guerra contra las fuerzas de las tinieblas.
La violencia de la fe que razona está contra el mundo y el mundo está contra quien la posee. Por eso, quien la posee se constituye amigo de Dios y enemigo del diablo.
“Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.” Santiago 4:4