Esteban asegura que su vida económica era un fracaso y describe: “Cuando me fui a vivir con mi pareja, estábamos entusiasmados, pero durante la pandemia se iniciaron los problemas económicos. Los trabajos nos duraba poco”.
“Después de un tiempo, conseguimos un empleo de repartidores, andábamos en bicicleta día y noche, llueva o haga calor. A los rodados los habíamos armado con lo que encontramos, entonces era un sufrimiento andar con eso”, añade.
La situación tampoco les permitía alimentarse. Esteban recuerda: “Había semanas en las que solo comíamos pan con mayonesa, si podíamos comprarla. Otras veces, picadillo o atún. No nos alcanzaba ni para un paquete de arroz. En algunas ocasiones, poníamos de excusa ir a visitar a nuestros familiares para poder comer. Nos prestaban dinero para el alquiler, pero les decíamos que teníamos alimentos porque nos daba vergüenza”.
“Cuando no dábamos más, nos ofrecieron iniciar un negocio por Internet. Pensamos que era la solución, pero no fue así. Las deudas aumentaron porque pedimos plata prestada para poder iniciarlo. Nos mostrábamos como si tuviéramos mucho dinero, porque eso nos pedían que hiciéramos en ese negocio. Sin embargo, no avanzábamos, pero pensábamos que en un futuro iban a llegar las ganancias”, explica.
Decidieron irse a vivir a Buenos Aires con la esperanza de que todo mejorara, “pero fue peor”, asegura Esteban y agrega: “A veces, nos alcanzaba solo para comprar un pan. Entonces, volvimos a Mendoza y conocimos la Iglesia Universal. Fue muy diferente a lo que nos imaginábamos. Habían sido tantas las críticas que escuchamos acerca de ese lugar que fuimos con miedo, pero, después de asistir por primera vez, quisimos seguir yendo”.
“Participamos de las reuniones de los lunes y decidimos hacer una alianza con Dios. Desde entonces, todo cambió. Conseguí trabajo en una óptica y, tiempo después, abrimos la nuestra en el centro de la provincia. Lo que antes no podíamos hacer, lo logramos con la ayuda de Dios”, describe.
Pero eso no fue todo. El crecimiento económico continuó: “Primero tuvimos una moto chica y, después, una más grande. Además, pudimos alquilar un local mucho mejor. Todo fue gracias a que hicimos un pacto con Dios”.
Él asiste a la Iglesia Universal ubicada en Rioja 1448, Mendoza.
Participá este lunes a las 8, 10, 12, 16 y especialmente a las 20 h, en Av. Corrientes 4070 – Almagro o en la Universal más cercana a vos, donde podrá conocer los horarios de las reuniones.
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