Gabriela: “Yo participé del Tratamiento de la Cura de los vicios gracias a que mi mamá me llevó. Empecé a consumir alrededor de los 14 años. Todo se inició como un juego. Consumía marihuana con mi sobrina. A los 16 ya fumaba nevado y había probado la cocaína y el Poxi-Ran.
Así era mi vida cuando llegué a la iglesia, aunque no creía. Yo pensaba que siempre iba a consumir, que siempre iba a estar sentada en una esquina. Creía que no podía salir de eso y me encerraba en ese pensamiento.
Sin embargo, cuando escuchaba lo que se hablaba en las reuniones, sentía paz. Cuando llegaba a mi casa, podía dormir, cosa que antes no podía hacer. Fue entonces cuando empezó a cambiar todo en mi vida. Hoy estoy feliz, superlibre, ya no necesito alcohol ni amistades para salir y sentirme bien. Puedo estar sola en mi casa y sentirme completa porque Dios está conmigo. Él me liberó.
Si hoy estoy viva es gracias a Él. Les digo a las madres que están luchando por sus hijos, como luchó mi mamá por mí, que no desistan, que sigan haciéndolo que Dios va a obrar”.
Participe del Tratamiento para la Cura Definitiva de Todos los Vicios, a las 15 h, en la Universal más cercana de usted.