Podés querer justificarte diciendo: «Yo tengo obras», ¡pero eso no es suficiente!
¿Qué te falta? Unir tus obras a la fe.
Corroborá lo que la Palabra de Dios dice:
«Vosotros veis que el hombre es justificado por las obras y no solo por la fe». Santiago 2:24
En otras palabras, esta es la ecuación: Obras + Fe = Justificado.
Porque las obras sin la fe dan como resultado la autoconfianza, dependés de vos mismo, de tus conocimientos, de lo que ya tenés asegurado. Por creer en vos mismo, y no en Dios de la manera que debería ser, podés tener muchas obras, hacer grandes sacrificios, pero, al fin y al cabo, no recibís porque creés que, por haber hecho, merecés recibir. Pero no somos recompensados por nuestros méritos.
Tampoco podés tener fe sin manifestar las obras, porque eso da como resultado la religiosidad, que es la fe que no se materializa, que no se ejercita. Incluso podés creer en Dios, seguir Sus Mandamientos (como el joven rico), pero no te animás a hacer algo para demostrar esa creencia y llamar Su atención. Y así te volvés religioso, o incluso fanático, porque tenés fe, pero no ves los beneficios de esa creencia.
Cuando sumás las obras con la fe, eso se traduce en Obediencia, Confianza, Dependencia de Dios, y ahí es cuando el Todopoderoso te justifica.
Ahora preguntate:
¿Estás sumando tus obras con la fe? ¿O tenés fe y no tenés obras?
Para alcanzar la Justicia Divina, ambas prácticas son indispensables.
Obispo Júlio Freitas