“Él podría estar robando”, como dicen, pero estaba tan solo vendiendo pañuelitos por las calles de Esmirna, la tercera mayor ciudad de Turquía. El pequeño refugiado sirio, Ahmed Hamdo Abeyd, se ganó la conmoción de los internautas al ser fotografiado llorando y con la nariz ensangrentada, después de la intolerancia de un gerente de un restaurante. El caso sensibilizó también al primer ministro turco Ahmet Davutoglu que, según el Daily Mail, ya ordenó a las autoridades la localización del niño para ofrecerle ayuda.
“Cuando yo estaba vendiéndole un paquetito de pañuelos a una señora, ellos me empujaron y me golpearon”, detalló Ahmed. El muchacho contó que llegó a estar inconsciente al ser derrumbado en el piso. “Algunos sirios, que estaban del otro lado de la calle, corrieron, me tiraron agua y, solo así, me desperté”.
El ataque se viralizó en las redes sociales de varias partes del mundo. “Turcos, paren de lastimar a los niños. Ese ataque es enfermizo”, criticó un internauta en Twitter. “Mi corazón está partido al ver la noticia de un niño intentando vender pañuelos en Turquía. Ahora estoy llorando”, agregó otro.
Según informaciones del diario del lugar “Daily Sabah”, el gerente del restaurante se enfureció con el niño que, según él, estaba perturbando a los clientes. Cuando el pequeño Ahmet resistió a salir del lugar, el gerente le habría dado un golpe en el rostro y comenzó a golpearlo, sin importarle las personas que intentaban impedírselo.
Otro ataque semejante a un refugio sirio hecho por un gerente de la red Burger King, en Estambul, provocó indignación de los habitantes hace 6 meses.
El pequeño Ahmet es tan solo uno de los 1,7 millón de refugiados sirios que viven hoy en Turquía, víctimas de la guerra civil de cuatro años, según la Agencia de Refugiados de las Naciones Unidas. Una parte de los expatriados se albergan en tiendas, en campos refugiados en el Sur de Turquía, pero muchos fueron obligados a ocupar las calles de las ciudades del país. Aunque, sea la realidad de los desamparados, que cada día intentan recomenzar la vida, no todos se compadecen. Además del preconcepto, ellos no tienen amparo del gobierno ni perspectivas de una vida mejor.
El Señor Jesús ya había alertado que la compasión sería endurecida con el pasar del tiempo. “Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.” Mateos 24:12
El ser humano se ha vuelto más egoísta. Eso es perceptible en detalles simples del cotidiano, como dejar pasar a otro conductor en el tránsito, por ejemplo. Son pocos los que donan tiempo y atención al próximo. Es por eso que el trabajo social es uno de los principales pilares de la Universal, que sobrepasa barreras para llevar una vida nueva a los que sufren. Ingrese aquí para conocer sobre el proyecto Ángeles de la Noche, inclinado exclusivamente a la población de la calle.
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