Existe una línea tenue entre la decisión de seguir los pasos del Señor Jesús y permanecer firme en esa elección, aun en medio del desierto. Puede no ser fácil, pero el camino es compensador.
Vea 4 consejos para mantener su fe en esta caminata diaria con Dios:
1. Tenga convicción
En los momentos de tentación y malos pensamientos, cuando el Espíritu Santo nos dice “este es el camino que tienes que seguir”; “sigue en esta dirección”, si usted estuviera convencido de su fe, seguirá sin culpa. Si obedece a esa voz, independientemente de lo que vaya a necesitar para seguir adelante, será sustentado por Dios y logrará ir hacia adelante.
La convicción es como un “diseño” de la presencia de Dios en nuestras vidas para que nos rindamos de una forma muy particular. Pero convicción también es la tristeza que sentimos cuando no obedecemos lo que Él pide, es lo que nos libra de la culpa. La convicción es un bello regalo Divino con el único propósito de traernos nuevamente al lugar al que pertenecemos: la presencia de Dios. Cuando usted siente ese “diseño” débil en su corazón y admite su pecado, asume que está arrepentido y reconoce que necesita a Dios. Eso es convicción.
2. Arrepiéntase
Dios nos hizo libres para que hagamos nuestras propias elecciones, que, sean buenas o malas, tendrán consecuencias. Si quiere seguir por una dirección diferente a la que es dada por Dios, puede hacerlo, pero seguirá solo, sin la presencia de Él. Es como si Dios dijese: “Ok, ¿es esto lo que quieres? Entonces Yo Me voy a sentar aquí a esperar.” Y Él espera silenciosamente, hasta que reconocemos la situación difícil en la que entramos. El arrepentimiento elimina el fardo de la decisión equivocada, restaura la alegría de la Salvación y nos da más sed de Dios.
Estar arrepentido es ser totalmente honesto con Dios. Es cuando usted dice todo lo que está sintiendo o pasando, sin esconder absolutamente nada. Expone todas sus debilidades, y entonces Dios purifica los lugares más profundos de su alma, revigorando sus fuerzas. El arrepentimiento nos mantiene limpios para que seamos usados por Dios. El gran juego del mal es seducirnos para nuestra propia autodestrucción. Sin embargo, cuando hay arrepentimiento, las paredes que nos separaban de Dios son derrumbadas. Y aun en un campo (espiritual) rodeado de enemigos, usted está protegido.
3. Tenga humildad
Tener un corazón humilde es vital para conocer más a Dios y mantener las transformaciones ya hechas por Él. Dios puede usar en proporciones mayores los humildes de espíritu.
Estar listo para aprender es mirar a Dios como una fuente de vida, sin comparar nuestra vida con la de los demás. Nuestros ojos tienen que estar en el gran Maestro, siempre atentos a lo que Él nos pide o nos enseña. Porque Su voluntad siempre será mayor y mejor.
4. Interceda
La intercesión es un diálogo abierto con Dios, que Lo mantiene en la cima de nuestra vida. Cuando usted enfrenta una crisis y clama al Señor, exponiendo todo y Lo coloca delante de sus luchas, eso es la intercesión. Es más que una simple oración, sino que es pedir la acción, la respuesta y la intervención de Él delante de una situación difícil.
La intercesión es también tener la humildad de abrir cada área de nuestra vida a Dios y de las personas por la que estamos intercediendo. No es simplemente orar, sino oír los planes, los propósitos y el llamado para realizar Sus sueños en nosotros.
¿Usted ha caminado con Dios diariamente? ¿Cuál es el resultado de esa caminata?
Si quiere aprender más sobre cómo caminar lado a lado con Dios, acerquese a una iglesia Universal mas cercana a su domicilio ingresando a www.universal.org.ar/direcciones
Comparta con nosotros su experiencia en los comentarios de las redes sociales.
[related_posts limit=”8″]