Mirad cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos habiten juntos en armonía. Es como el óleo precioso sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba,la barba de Aarón, que desciende hasta el borde de sus vestiduras. Es como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion; porque allí mandó el Señor la Bendición, la Vida para siempre. Salmos 133:1-3
La unidad de la Iglesia del Señor Jesús está edificada bajo la dirección del Espíritu Santo. Los que no nacieron del Espíritu de Dios ciertamente no forman parte de esta Iglesia. Fue el Proprio Señor Quien le dijo a Nicodemo:
… En verdad, en verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
Juan 3:5-6
El nacer del agua sucede cuando, en el bautismo en las aguas, se sepulta la naturaleza adámica (alma viviente). Inmediatamente después de ese bautismo, el fiel comienza a vivir en novedad de vida porque su antigua naturaleza murió y fue sepultada para este mundo. Debido a eso, él no vive más en el pecado (Romanos 6:3-4).
Por su parte nacer del Espíritu es Obra Personal del Señor Jesucristo. En el bautismo en las aguas, el siervo de Dios es quien sumerge al candidato. En el bautismo con el Espíritu Santo, el Señor Jesús es el Bautizador. Es Él Quien sumerge al fiel en el Océano del Espíritu Santo.
Pero no hay una regla para nacer de Dios. Hay quien ha sido bautizado con el Espíritu Santo antes de su bautismo en las aguas. Normalmente, primero es el bautismo en las aguas y después con el Espíritu Santo. Pero, lo más importante es saber que es imposible entrar y vivir en el Reino de Dios (Iglesia Edificada por el Señor Jesucristo en la Tierra (Mateo 16:18)) sin el bautismo en las aguas y en el Espíritu Santo.
La Iglesia Edificada en el Señor Jesucristo, solo es posible si las condiciones mencionadas son atendidas. El gran número de rebeldes que han surgido en el medio de la iglesia evangélica se da justamente porque la mayoría de sus miembros ni siquiera nacieron del agua y del Espíritu. Son frutos de la carne. Esa es la razón de tantas divisiones, carnalidades, adulterios, robos y conflictos de intereses movidos por la codicia incontenida del poder de la carne.
Solamente el bautismo con el Espíritu Santo es capaz de mantener la verdadera IGLESIA DEL SEÑOR preparada para el próximo REINO: EL REINO DE LOS CIELOS. Es sobre esa IGLESIA que el profeta habla en este Salmo 133. Esta Iglesia es invisible porque ella es el Reino de Dios aquí en la Tierra.
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