Como dádiva del Espíritu Santo, la fe sobrenatural es el poder de Dios dentro de los humildes de espíritu. Mateo 5:3
No existe “más o menos” en cuestión de fe.
La persona la tiene o no.
Por ser don Divino, la fe es individual y no puede ser impuesta a nadie.
Jesús habló a través de parábolas para que los duros de corazón, orgullosos e hipócritas, como los principales sacerdotes y fariseos, no entendiesen. Marcos 4:11; Lucas 8:10
Eso confirma que la fe sobrenatural no es para todos. Isaías 53:1
Para los revelados es el poder de Dios en su interior.
Pequeña o grande, no importa.
Como un granito de arena que invade la ostra y allá se desarrolla hasta formar una perla de gran valor, la fe de Dios está en el interior del humilde, lista para explotar y tornar posibles los sueños imposibles.
A causa de su valor inestimable, la fe toma posesión de todo.
Inclusive de una vida nueva.
La mayor virtud de la fe es que dispensa méritos personales para agradar a Dios, Su fuente.
Por mayor que sea el pecador, el poder de la fe es suficiente para traer a la existencia las cosas que no existen.
Pero es necesario coraje para ejercitarla. De lo contrario, no sucede nada.