“Fui víctima de las noticias falsas acerca de la Iglesia Universal”. Con esa frase Gastón inicia su testimonio en el que cuenta cómo, con su mente llena de dudas, llegó por primera vez a una de las reuniones. Él relata que antes iba a otra iglesia y que allí le habían dicho que “era una secta, que no hacían cosas buenas y que le robaban el dinero a la gente”.
Ante tantos cometarios negativos que lo abrumaban, empezó a creer que eran ciertos. Es más, se encargó de convencer a otras personas para que tampoco asistieran. “Mi mamá concurría allí, la llamé y le dije que no fuera más”, recuerda.
Gastón señala que los años pasaron y él seguía sosteniendo su opinión acerca de la iglesia. Hasta que en un período de su vida debió enfrentar una situación económica compleja. Al respecto, detalla: “Frente a esa circunstancia, un pariente me dijo que fuera a la Iglesia Universal porque allí me podían brindar ayuda, pero yo no quería ir y le conté lo que me habían dicho. Me dijo que fuera y viera que la realidad era otra, distinta a la que me habían contado”.
Pese a sus dudas, decidió probar. “Un domingo tomé la decisión de pasar por allí y pregunté los horarios. Desde ese día, comencé a asistir de manera periódica. Me di cuenta de que eso era lo que necesitaba y que no era verdad lo que me habían dicho, allí no hacían nada malo. Las personas se acercaban a hablarme, me brindaban apoyo, cariño y respeto”, asegura.
Fue así como Gastón dejó los prejuicios de lado. “Se me cayó la venda de los ojos”, subraya y agrega: “Hoy tengo una familia bendecida, deseos de servir a Dios y de compartir con otras personas lo que estoy viviendo. Quiero mostrarles la verdad a quienes piensan lo mismo que yo pensaba, a los que creen que la Iglesia Universal es mala, que allí hacen brujerías y que les sacan el dinero a las personas. A ellos les digo que se acerquen y se encuentren con la verdad”.
Él asiste a la Iglesia Universal ubicada en Almte. Brown 241, Bahía Blanca.