“Mi economía estaba destruida. Me había separado y, como no quería perder la casa, saqué un préstamo porque tenía que pagar el 50 % que le correspondía a mi exesposa”, relata Jorge.
Sin embargo, recurrir al crédito resultó ser un error. “Fue una mala decisión que tomé sin pensar”, reconoce. Poco después, se vio atrapado en una espiral de deuda. “La cuota que estaba pagando se triplicó. A pesar de que tenía trabajo, un sueldo fijo, me alcanzaba solo para cubrir los intereses”, señala.
Por ese motivo, empezó a sufrir muchas necesidades. Él recuerda: “El dinero no me alcanzaba ni para pagar el boleto para ir a trabajar, subía al tren colado. En mi trabajo, cuando todos salían a almorzar, como yo no tenía, solo daba la vuelta a la manzana”.
La vida en casa con sus hijos era difícil. Con recursos limitados, Jorge trataba de darles lo mejor y se veía obligado a sacrificar sus propias necesidades. “Una vez que ellos cenaban, me decían: ‘Papá, ¿vos no vas a cenar?’. No lo hacía porque, si comía ese plato, ellos no tendrían para almorzar al día siguiente”, relata.
Su situación empeoró cuando recibió un mensaje del banco. “Me dijeron que me iban a rematar la casa porque ya no podía pagar ni siquiera los intereses. En ese momento, toqué fondo. Con dos hijos, quedarme en la calle iba a ser complicado”, señala.
Fue en ese punto crítico cuando algo inesperado ocurrió. Él recuerda: “Una noche en la que me encontraba muy mal y no podía dormir, estaba haciendo zapping en la televisión y vi un programa que se llamaba ‘Pare de sufrir’. En ese momento, pasaron un testimonio idéntico al mío. Entonces, dije: ‘Voy a ir a probar porque ya no me queda otra alternativa’”.
“Tomé la decisión de ir y empecé a participar de las reuniones de la iglesia. Al poco tiempo, vi el cambio. Me volvieron a llamar del banco y me dijeron que me daban otra oportunidad, que renegociaban esa deuda y que yo planteara cómo iba a pagarla. Entonces, gracias a Dios, pude saldar lo que debía. Mi vida empezó a cambiar, ya pude dormir en paz, ya tenía tranquilidad”, cuenta Jorge.
Hoy expresa con gratitud: “Formé una nueva familia, terminé mi casa, abrí un negocio y tengo un auto. ¡Estoy bendecido!”.
Él asiste a la Iglesia Universal ubicada en Av. Bartolomé Mitre 3170, Moreno, Bs. As.
Participá este lunes a las 8, 10, 12, 16 y especialmente a las 20 h, en Av. Corrientes 4070 – Almagro o en la Universal más cercana a vos, donde podrá conocer los horarios de las reuniones.
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