Un momento de alegría y unión, además de una valiosa reflexión
El Obispo Julio, junto a su esposa Viviane, estuvo presente en el Reencuentro de las Familias, un evento especial cuyo objetivo fue reconciliar y unir a las familias.
Roble vs. Bambú: ¿cuál de los dos es más fuerte? Fue una de las preguntas reflexivas de la tarde. Mientras que el roble es conocido por su grandeza y fortaleza, el bambú es frágil y delgado. Sin embargo, ante una tempestad, ambos “reaccionan” de manera diferente:
· El roble, por su rigidez, puede ser derribado o quebrado.
· El bambú, al no resistirse al viento, se inclina, cede… pero permanece en pie.
Muchos padres suelen ser como el roble, porque creen que ser fuerte es mantener la autoridad y no mostrar debilidad. Pero los padres que aprenden del bambú descubren otra forma de fortaleza: la flexibilidad, la paciencia y la capacidad de adaptarse.
Durante la charla, el Obispo acotó que ser padre no implica ser perfecto, sino verdadero y paciente. Tampoco significa que se será bueno en todo lo que se haga, ya que siempre habrá algo nuevo por aprender.
Ser un padre bambú no es señal de debilidad, sino de sabiduría: la sabiduría de resistir ante las dificultades sin quebrarse. Porque, al final, lo que mantiene de pie a una familia no es la dureza del roble, sino la resiliencia del bambú.
¿Qué es ser un buen padre?
Nadie nació con un manual para ser padre. Por eso, es importante reconocer que no se está solo y que se debe pedir ayuda profesional o pastoral cuando sea necesario. Eso no es señal de debilidad, sino de amor y responsabilidad.
“Hijos, sed obedientes a vuestros padres en todo, porque esto es agradable al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten”. Colosenses 3:20-21
La sabiduría de un padre o de una madre puede preservar y proteger la mente de su hijo a través del fortalecimiento de los vínculos afectivos, como la escucha activa y el tiempo de calidad con presencia real, creando así un entorno seguro.
En resumen, ser un buen padre es estar dispuesto a usar la fe de forma práctica, reconocer, escuchar, aprender y crecer junto a sus hijos.
La FTU es un grupo enfocado en los adolescentes de 11 a 14 años, con voluntarios dispuestos a ayudar a quienes se acercan con diferentes problemas. Si querés formar parte, o tenés hijos en esta edad, acercate a una Universal.