El Salmo 104:13-15 habla de las obras de las Manos de Dios:
“Él riega los montes desde Sus aposentos; del fruto de Sus obras se sacia la tierra. Él hace producir el heno para las bestias, y la hierba para el servicio del hombre, sacando el pan de la tierra, y el vino que alegra el corazón del hombre, el aceite que hace brillar el rostro…”
Las obras de las Manos de Dios dan mucho fruto.
¡Dios trabaja! Y el trabajo de Él da mucho fruto.
Él trabaja para Su creación – los animales, la naturaleza, etc.
Mirad a las aves del cielo y a los lirios del campo… no trabajan.
Pero Dios coopera con el hombre (no trabaja para él, sino con él), pues ¿quién ya vio salir pan, vino o aceite de la tierra? Esas cosas son fruto del trabajo del hombre, en sociedad con el trabajo de Dios.
¡Usted tiene que trabajar! Dios no bendice la ociosidad.
Trabaje en sociedad con Dios y reconozca la parte de Él en su prosperidad, (diezmo). Pues, su trabajo tiene que dar mucho fruto, así como la tierra se sacia del fruto de las obras de Dios.
Por eso, este 6 de enero, en la 1ra. Fiesta de las Primicias de 2019, tendremos la consagración con el Aceite de la Cabeza Erguida.