¿Usted es aquel que las personas conocen o es otro cuando está solo?
Ser cristiano es una tarea difícil. A partir del momento en que declaramos la salvación, confesando el nombre de Jesús, nuestras actitudes deben condecir con aquello que comenzamos a creer. O así debería ser.
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” 2 Corintios 5:17
Un hombre (o mujer) que se coloca en la presencia de Dios debe estar abierto para aquello que Él quiere hacer en su vida. Las actitudes que antes eran normales, ahora deben pasar por el tamiz del Espíritu Santo para que, sólo después, sean o no realizadas.
Es el caso de cuando mentimos. Antes de conocer a Jesús, existía aquella mentirita, casi ingenua, y que no traía consecuencias para nadie. Pero ahora puede decir mucho sobre usted.
“El testigo falso no quedará sin castigo, y el que habla mentiras no escapará.” Proverbios 19:5
El verdadero cristiano tiene su fe y nada puede sacarlo de ahí, ni su compañero, el ambiente de trabajo, los amigos o los familiares. Él nunca está indeciso, siempre tiene algo que decir, y eso siempre será radical.
“Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento; sino que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación.” Santiago 5:12
Una persona que es firme en la fe, cree en la Palabra de Dios y no sale de ella. Existen aquellos que cambian de idea a mitad de camino y olvidan de lo que Él habla, se olvidan de ser sí o no, se olvidan del juicio. Y ese juicio no es sólo aquel al que todos temen: el día del juicio final, sino también lo que las personas pensarán sobre lo que es ser cristiano mirando a su vida de desequilibrio y dudas.
Cuando sucede algo malo con alguien con quien discutió, ¿usted se compadece o aplaude? En su corazón, ¿reina el amor o el odio?
“¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.” Santiago 5: 13-14
La Biblia no dice que repudiemos, aplaudamos o no ayudemos, al contrario, es en ese momento que usted tiene que demostrar el amor de Dios a través de su vida. Jesús nunca le daría la espalda a una persona que sufre, que está enferma, y es eso lo que tenemos que hacer.
En lugar de cultivar aun más el odio, llame a la persona y confiese lo que siente, ábrase, pida perdón, dele las manos, abrace, ore. Con seguridad ese será un momento inolvidable y ella puede llegar a convertirse en su mejor amiga.
“Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.” Santiago 5:16
Claro que es un proceso de cura complicado, somos seres humanos, pero también somos personas llenas de la Presencia de Dios y debemos dar testimonio de Su amor, debemos dejar nuestro “yo” de lado y dejar que Dios actúe.
“Es necesario que Él crezca, y que yo disminuya.” Juan 3:30
Si en la Palabra, hay tantos ejemplos de hombres que vivieron según la voluntad de Dios, es porque es posible. Aun en un contexto histórico diferente, con otras necesidades y el desarrollo latente, no es imposible practicar el significado real de la palabra cristiano – aquel que cree y vive en Jesús Cristo.
No se desanime pensando que es difícil. Cuando nos abrimos hacia lo nuevo, lo que es difícil se vuelve fácilmente posible. Es sólo abrirse a eso.
“Yo por la Ley morí para la Ley, a fin de vivir para Dios. Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” Gálatas 2:19-20