En otras palabras, el bautismo con el Espíritu Santo es la confirmación de Dios, en toda Su plenitud, dentro de nosotros: es la respuesta de Dios a los anhelos del hombre y mujer cristianos. Debido a la obra diabólica ejercida sobre la humanidad por todas las fuerzas del infierno (y por eso mismo, puede decirse sin exagerar que esta tierra se transformó en un reino de satanás), no hay otra alternativa para el seguidor del Señor Jesús mas que recibir Su Espíritu para que pueda guiarlo en total y completa seguridad todos los días de su vida terrenal.
El bautismo con el Espíritu Santo no puede ser considerado en términos de elección de denominación dogmática, pues es imprescindible, de tal forma que sin Él, la oportunidad de supervivencia cristiana en este mundo es prácticamente imposible.
Cuando Martín Lutero descubrió que el justo vive por la fe y no por las obras de sus propias manos, una luz se encendió en este mundo y resplandeció el Evangelio puro, limpio y cristalino para aquellos que vivían en la sombra de la muerte de la religión que se dice dominante, guiados por la sórdida ganancia de su líder supremo. Sin embargo, las tinieblas se convirtieron en un poderoso Estado dentro de los demás Estados de esta Tierra, con el fin de succionar, en el nombre de Dios, la sangre de los hambrientos e ignorantes de la gracia del Señor Jesús.
A pesar de eso, el Evangelio se difundió y fue aceptado en todas las naciones. El espíritu satánico religioso también se aprovechó de la política egoísta dentro de la iglesia evangélica. Así, hoy podemos encontrar “pastores” con un comportamiento sexual inaceptable socialmente, alimentando almas de “cristianos” que tienen la misma conducta, iglesias transformadas en clubs, “cristianos” creyendo que sus lenguas extrañas son producto del bautismo con el Espíritu Santo; en fin, toda una orgía y suciedad practicadas afuera han sido vividas dentro de las iglesias.
Por esto y por mucho más que desconocemos, ¿cómo nosotros que realmente somos “raza elegida, sacerdocio real, nación santa, pueblo de propiedad exclusiva de Dios”, que fuimos llamados de las tinieblas a Su maravillosa Luz, podemos conducirnos en este mundo y aún así mantener nuestra fidelidad a nuestro Señor Jesús sin caer en el adulterio, prostitución, avaricia y toda clase de carnalidad que imperan en este mundo podrido y repugnante?
Por estas razones y muchas más, el bautismo con el Espíritu Santo es imprescindible en la vida de todos los que quieren andar “como Él anduvo”.
Texto extraído del libro “El Espíritu Santo” del obispo Edir Macedo.
[related_posts limit=”21″]