Es ampliamente conocido el riesgo de mantener una misma posición en ómnibus de larga distancia o en los vuelos de mayor duración, por ejemplo, los internacionales… Por ese motivo, comúnmente se lo conoce como “síndrome de la clase turista” (ya que es menos probable en otras clases donde el viajero cuenta con mayor espacio para su movilidad).
Cada año se realizan tres millones de salidas al extranjero y en el 46% de éstas, el medio de transporte utilizado es el avión (según el Instituto de Estudios Turísticos). Esto ha provocado que haya también una mayor incidencia de casos afectados por el ‘Síndrome de la clase Turista’ o ‘Trombosis Venosa Profunda (TVP)’, sobre todo en vuelos de más de cuatro horas.
Esta patología, desconocida hasta hace unos pocos años, va en aumento. Los médicosestán dedicando cada vez más atención a este problema. Recientemente la Fundación para el Estudio y Prevención de Enfermedades de las Venas (FespreV), ha presentado el Documento español de consenso sobre el Síndrome de la Clase Turista, donde nos ofrecen una serie de consejos para que nuestro viaje no acabe con un final trágico.
Claseturista… business y First Class
La enfermedad ‘Síndrome de la Clase Turista’ le debe su nombre al hecho de que en un principio, se presentaba en personas que ocupaban los asientos de la clase económica en los aviones comerciales. En ella los asientos suelen estar separados por poco espacio y los pasajeros permanecen sentados durante largo tiempo sin posibilidad de estirar las piernas para mejorar la circulación de la sangre. Pero en la actualidad se ha demostrado que también puede afectar a la clase ‘business’, a la ‘FirstClass’ e incluso a la tripulación.
En cualquier caso, “la muerte por embolia pulmonar derivada de trombosis venosa en vuelos de larga duración es un riesgo con numerosa casuística”, afirma el cirujano cardiovascular Dr. Miguel Ángel Santos Gastón, presidente de la FespreV. Pero, ¿en qué consiste? Las situaciones de prolongada inmovilidad de las extremidades inferiores durante viajes largos en avión, puede facilitar la formación de coágulos sanguíneos, con el consiguiente riesgo de sufrir una trombosis venosa profunda (TVP). Además, la baja presión atmosférica en cabina hace que el cuerpo pierda fluido corporal y que la sangre se vuelva más espesa, con lo que también aumenta el riesgo de trombosis. Si el trombo no se disuelve, puede producirse un desprendimiento que emigre a través del sistema circulatorio hacia el pulmón provocando una embolia pulmonar, que puede causar la muerte.
Factores desencadenantes
Aunque todos los pasajeros están expuestos a esta patología, hay personas que por sus condiciones físicas tienen mayor riesgo que otras. Como, por ejemplo, aquellos que sufren de varices o piernas hinchadas, de obesidad, estrés, que consumen medicamentos o alcohol en exceso, tienen mayor posibilidad de formación de coágulos en las venas. A estos perfiles, los especialistas han añadido uno más para tener en cuenta: el de las personas sometidas, en los tres meses anteriores al vuelo, a una cirugía de cadera, donde el riesgo se multiplica por tres.
Cuándo salta la alarma
Hay que estar muy atentos a los avisos que da el cuerpo frente a una situación anómala. Así, por ejemplo, si en pleno vuelo o en los días posteriores al mismo, sufre de:
Pérdida de consciencia, obnubilación, trastornos de memoria, alteraciones fonéticas en el lenguaje (disartria), pequeñas parálisis en el rostro, dificultades respiratorias, taquicardia, dolores en el pecho, pérdida de conocimiento o problemas de circulación sanguínea… Debe acudir inmediatamente a un médico. Aunque la mayoría de los afectados suelen recuperarse en algunos días sin sufrir secuelas, estos síntomas pueden ser un aviso alarmante de que existe una lesión seria a tratar. Tenga en cuenta que la trombosis se puede manifestar en el mismo momento o días después de un vuelo.
1. Si tienes que realizar un viaje de larga duración, procura escoger asientos situados en el pasillo, ya que permiten mayor libertad de movimientos.
2. No coloques equipaje debajo del asiento delantero, pues disminuirá el espacio y la capacidad de movimiento de tus piernas.
3. Si estás dentro del grupo de personas con alto riesgo de trombosis, utiliza medias o calcetines de compresión durante el vuelo, para ayudar a que las venas dilatadas recuperen su forma original.
4. Si quieres dormir durante el vuelo, hazlo con las piernas estiradas y relajadas.
5. Evita la ropa ajustada, ya que impide la adecuada circulación sanguínea.
6. Bebe abundante agua, no tomes alcohol antes y después del vuelo, ni bebidas que contengan cafeína, ya que pueden provocar deshidratación.
7. No te sientes con las piernas cruzadas, ya que impide el buen riego sanguíneo.
8. Realiza paseos cortos por la cabina cada 1 o 2 horas. Haz ejercicios de contracción y estiramiento de la musculatura de la pantorrilla (elevando los dedos del pie, como para andar con talones y, al revés, elevando los talones como para andar de puntillas).
9. Si tienes factores de riesgo (has sido sometida a alguna operación de cirugía mayor, has sufrido traumatismo reciente de las extremidades inferiores, con historia previa de trombosis o predisposición familiar a sufrirla, o tienes problemas de circulación venosa) consulta a tu médico antes de efectuar un viaje de largo recorrido.
10. La aspirina es un agente importante en la prevención de trombosis. Por ello, es aconsejable tomar un comprimido de aspirina una hora antes del vuelo, siempre que no existan contraindicaciones.
No olvides que estos consejos deben aplicarse en el vuelo de ida y de regreso.
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