El siguiente mensaje va a preparar a todos para el “Ayuno de Daniel”, propósito que hará las personas quitar la atención de todo lo que el mundo ofrece. Esto envuelve radio, televisión, periódicos, revistas, todo lo que no tiene relación con las cosas de Dios. Por eso, si usted quiere participar de este “Ayuno”, para recibir el Espíritu Santo, entonces, prepárese para esto.
“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. La declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan, el cual ha dado testimonio de la palabra de Dios, del testimonio de Jesucristo y de todas las cosas que ha visto.” Apocalipsis 1:1-2
La revelación es algo que viene de lo alto, viene de Dios, desde el trono de Él. Juan recibió esa revelación. La persona que no sirve a Jesús no es sierva de Él. No me refiero en servir como obrero, pastor, misionario, pero cuando la Biblia trata al Señor Jesús y de Sus siervos, esta refiriéndose a aquellos que siguen las ordenes del Señor Jesús.
Bueno, si usted lee el texto sagrado va a verificar que el Señor Jesús tiene cuidado al mostrar a Sus siervos lo que el Padre había revelado a Él. El Dios Padre dio al Dios Hijo la revelación para mostrar a los siervos las cosas que, en breve, debe suceder. Nosotros estamos viviendo estos tiempos, en que las cosas se están revelando cerca del fin.
La pregunta es: ¿Cómo y por qué Jesús eligió a Juan para transferir la revelación a sus siervos? ¿Por qué Él no escogió a Pedro, Santiago u otro?
Respuesta: porque Juan estaba aislado en la isla de Patmos. Cuando el apóstol recibió la revelación, estaba exiliado. En aquella isla, el estaba preso y obligado a trabajos forzados, en la extracción de piedras.
La verdad es que, cuando tenemos condiciones económicas, la familia está bien, la salud está bien, y no nos deparamos con problemas, entonces nos tornamos incapaces de oír la voz de Dios. Pero, cuando la personas esta en el fondo del pozo, ella se encuentra en el mejor momento para oír la voz de Él. Cuando todo está bien, la persona no llega a una situación de clamor, de indignación. Eso porque la persona solo tiene motivos para indignarse cuando pasa por una injusticia.
Jesús aprovechó que Juan estaba exiliado, para revelar Sus grandezas. Juan estaba humillado e indignado. El estaba allí, pero no había cometido ninguna transgresión. El único motivo de su exilio era por su fe. El estaba en el auge de la tribulación, y por eso, su cuerpo herido, hizo que estuviera en espíritu, porque él no podía estar en la carne, estando su cuerpo gimiendo. El se alimentaba de las promesas de Jesús y daba esperanza al propio ser con la creencia en ellas.
Amigo, amiga, sepa que, cuando más usted imponga su carne a sacrificios, más libre estará su espíritu. Cuando nuestra carne sufre, nosotros quedamos más humildes y atentos a la Palabra de Dios.
Dios bendiga a todos, en el nombre del Señor Jesús.
[related_posts limit=”17″]