Tantos sufrimientos y tribulaciones, cada día un problema nuevo. ¿Podrá todo eso matar la esperanza? ¿Sería maravilloso si todas las personas que se convierten al Señor Jesús se convirtieran en un “súper ser humano”, con súper poderes para conseguir pasar por la vida sin fastidios, decepciones y dificultades. Pero no es así.
Algunos dirán: “Que pena que no es así.” Pero no podemos pensar de esa forma. De lo contrario ¿Cómo crecer, madurar, si no pasamos por situaciones que prueben nuestra fe?
“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza.” Romanos 5:1-4
No es fácil tener placer en las tribulaciones, sin embargo, tenemos que tener la certeza de que los problemas son pasajeros, y que hay un propósito en todo. Y eso es producir perseverancia, es decir, insistir, creer que todo funcionará, independientemente de lo que se ve y lo que se vive.
E insistir en algo es vivir experiencias nuevas, conocer otras formas de resoluciones, otros caminos, opciones que nunca pasaron por su cabeza. ¿Quién nunca usó la conocida frase?: “nunca había pensado en eso”.
Para tener nuevos pensamientos y lograr ver a aquel problema como solamente un obstáculo, es necesario perseverar, tener nuevas experiencias. Con una nueva mirada sobre todo, será posible tener esperanza en aquello para que no se veía más salida.
Es por eso que la esperanza no puede morir en usted. Si eso sucedió, significa que, al pasar por un problema, no persistió y no se permitió pasar por nuevas experiencias.
No desista en la mitad del camino, aunque no vea una solución aparente.
“Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” Filipenses 4:12-13
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