La Biblia nos presenta diversos ejemplos de líderes que supieron guiar a las personas a la victoria: Moisés, David, Salomón. También hubieron otros que fueron jefes, tuvieron desvíos de conducta y se convirtieron en los malos ejemplos, como Saúl y Sansón.
Sin embargo, todos los casos recién mencionados deben observarse y conocerse. Son lecciones, inclusive para aquellos que tienen una empresa o pretenden abrir un negocio. Conocer esas historias es fundamental para aprender a liderar y saber diferenciar al jefe del líder.
Características del vencedor
Vea cuan sabia es la Biblia que nos trae ejemplos edificantes que pueden ayudarnos en los días de hoy. Hace más de 2000 años ya existían hombres que tenían seguidores voluntarios, asumían responsabilidades de grupo y eran capaces de generar nuevos líderes. Fíjese que esos tres atributos también son necesarios para que el líder de hoy alcance el éxito.
Recuerde que el Señor Jesús irradiaba seguridad. Las multitudes querían estar cerca de Él. Nadie era obligado a quedarse después de la “atención prestada” oyéndolo, pero el pueblo no se apartaba de Su presencia, querían oírlo siempre. Esa era la razón de Su éxito. Como líder por excelencia, tenía seguidores voluntarios.
En el Jardín del Getsemaní, por ejemplo, Jesús asumió, solito, las responsabilidades; además abogó por la causa de sus discípulos, diciéndole a los enviados de los fariseos que si los habían buscado por Él, que dejaran a los apóstoles libres.
El líder tiene la capacidad de generar nuevos líderes. Fíjese que los que están cerca a Él buscan imitarlo y seguir su ejemplo. El Señor Jesús tiene esa capacidad en un nivel tan alto que Pablo dijo: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.” 1 Corintios 11:1
El verdadero líder no es mezquino, no esconde las enseñanzas. Siempre busca el crecimiento del grupo. Pedro y Pablo son ejemplos de líderes generados por Jesús que propagaron Su obra.
Ejercicio de las cualidades
Solo tener las cualidades para el liderazgo, no garantiza el éxito de nadie. Sin embargo, observe que son características inter relacionadas, y solo cuando son ejercitadas ayudan en la búsqueda del éxito.
Vamos a dar un ejemplo para ilustrarlo: un jefe puede tener muchas personas subordinadas a su cargo, pero no quiere decir que sea un líder. Ahondando aun más en el tema, es necesario entender las diferencias entre los dos títulos.
Mientras que el jefe dirige a los empleados e inspira miedo, el líder los entrena y los inspira. Si el primero culpa a sus subordinados por las fallas y los usa, el segundo corrige sus faltas y provoca su desarrollo.
El jefe puede incluso saber cómo se realiza una función, pero el líder muestra cómo se hace. Mientras que el primero no reconoce a quien realizó la tarea, el segundo muestra quién la hizo.
Vea que son actitudes diferentes que muestran las disparidades de cada perfil. Las empresas cristianas necesitan a verdaderos líderes administrando sus negocios, ya que de esa forma crecerán, generando empleos para la población, reduciendo los índices de violencia. Para tener las características y ser un verdadero líder, es necesario hacer una alianza con el orientador del éxito: el Señor Jesús.
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