La esencia de la ventaja es positiva. Significa que una persona se dedicó y se esforzó tanto para obtener algo que logró un beneficio. Por ejemplo, es la ventaja la que estimula la competición deportiva o la selección de una vacante de trabajo. Muestra quien está más preparado y calificado en ese momento.
Quien no es escogido debe imitar al otro, buscando mejorar para ser el próximo a subir en el podio o el siguiente a ser contratado. Sin embargo, cuando una persona pasa a querer ventaja en cualquier situación de la vida, sólo por el placer de sentirse superior, termina convirtiéndose en alguien no confiable, ya que tiende a pasar por encima de cualquier cosa para conseguir lo que quiere.
Aquel que quiere obtener u ganar ventaja sobre alguien, generalmente, es una persona infeliz y envidiosa. Su carácter se revelará agresivo o defensivo y después apartará a las personas de su lado.
Debemos trabajar y batallar diariamente para alcanzar nuestras conquistas. Apreciar y aprender con las alegrías ajenas. Cuando imitamos a alguien tenemos que pensar en labrar un camino parecido, no es saltar los obstáculos para alcanzar más rápido la victoria.
Lo que debe ser ventajoso en nuestras vidas son las amistades que construimos, la familia que edificamos y el amor a Dios que defendemos. Las otras conquistas serán determinadas y alcanzadas con el mérito de un verdadero vencedor, aquel con buen carácter, trabajador y humilde. Aquel que sabrá identificar en la ventaja una oportunidad de mirar a sus costados y compartir su felicidad con el prójimo.