Tal vez usted esté en una, o más, de las siguientes situaciones: sus familiares no lo valoran y dicen que usted no alcanzará el éxito; sus amigos lo consideran “el menor del grupo”; y hasta usted mismo no es capaz de ver lo cuan valiosa es su vida.
Pues sepa que Dios desea hacer maravillas en la vida de aquellos que se entregan a Él, independientemente de lo que los otros digan, porque el Altísimo no hace el mismo juicio que la sociedad. Mientras todos ven una persona discriminada, Él ve una persona virtuosa.
Vea abajo 2 historias, encontradas en la Biblia, de personas que eran consideradas pequeñas entres los demás, sino que se tornaron grandes por el poder del Señor:
1) Jefté
Él nació de la relación de Galaad con una prostituta (Jueces 11:1). Por causa de eso, los medios hermanos de Jefté lo expulsaron de la casa. Sin tener donde vivir, él fue vivir en Tob (Jueces 11:3). Los amonitas reivindicaron guerra contra los israelitas y los ejércitos de Israel no poseían un líder. Así, los ancianos de Galaad mandaron a llamar a Jefté, para que él condujese la batalla. Él buscó negociar con las naciones vecinas, pero no tuvo éxito. Entonces, organizó un ataque contra los amonitas pidiendo la orientación a Dios – antes de partir a la guerra él hizo un voto con el Señor (Jueces 11:30). Jefté volvió victorioso y gobernó como juez de Israel durante 6 años (Jueces 12:7).
2) David
Él cuidaba ovejas y enfrentaba animales feroces para protegerlas (1 Samuel 17:34), sin embargo era tan solo un niño. Cierta vez, Dios le pidió a Samuel ungir al futuro rey de Israel. Entonces, el profeta visitó la familia de Isaí, padre de David, y nombró a Eliab, pues era fuerte físicamente. Sin embargo, Dios le dijo a Samuel que no era aquel él, el escogido y sí el más joven entre los hijos de Isaí, o sea, David (1 Samuel 16:11,12). Entonces, mandaron a buscar David, que estaba apacentando las ovejas en el campo. Tiempos más tarde, David venció a Goliat (1 Samuel 17:50) y, después de la muerte de Saúl, fue nombrado rey de Israel (2 Samuel 5:1-3).
Por lo tanto, si se siente sin valor, o no cree en su potencial, reflexione sobre esas dos historias y recuérdese la grandeza de Dios en la vida de Sus hijos.
“Y el Señor respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque el Señor no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero el Señor mira el corazón.” 1 Samuel 16:7
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