A veces usted dice así: “Estoy en la iglesia hace tanto tiempo, ya Le entregué mi vida a Jesús, pero mi vida no cambió”. El hecho es que no cambió y eso es una situación grave, muy grave, porque usted se frustra cuando piensa que con venir a la iglesia ya alcanza para cambiar de vida. Es bueno que usted venga a la iglesia, que usted escuche la Palabra, que fortalezca su fe, es excelente, pero no es suficiente. Que usted haga sus oraciones y ayune tampoco es suficiente, Dios no es mago, Él es nuestro socio. El Espíritu Santo vino para conducirnos a la Tierra Prometida. Él trabaja en conjunto con nosotros, no hace los milagros solo.
El milagro que usted quiere nunca saldrá solo de la parte de Dios. Si usted no hace su parte, Él no hará la de Él. Para lo que usted quiere, tiene que hacer su parte, que es la actitud de fe.
¿Qué es la fe? La fe no es que usted vaya a la iglesia, que tenga una religión, ¡no! La fe es el camino que conduce a la presencia de Dios, hasta el Altar de Dios. La fe es la que aproxima a la persona hasta Dios. La fe no facilita las cosas, sino que las hace posibles. No es porque usted tenga fe que no tendrá problemas, ¡tendrá problemas! pero ella hace que suceda lo imposible. Dios necesita esa creencia, esa fe, esta aproximación, esa confianza para que pueda entrar en acción.
Usted ve que el pueblo de Israel estuvo 400 años esclavo en Egipto porque recién después de 400 años de esclavitud se pusieron a clamar por su liberación. Observe, a clamar, no a orar, sino a rasgar el alma delante de Él. El Espíritu Santo nos da el secreto de lo que hace que nuestra fe nos traiga beneficios, que haga lo imposible.
En Deuteronomio 28, Dios nos dice a través de Moisés: “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz del Señor tu Dios, para guardar y poner por obra todos Sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también el Señor tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz del Señor tu Dios.
Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo.
Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas.
Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar.
Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir.
El Señor derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete caminos huirán de delante de ti.
El Señor te enviará Su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano; y te bendecirá en la tierra que el Señor tu Dios te da.
Te confirmará el Señor por pueblo santo suyo, como te lo ha jurado, cuando guardares los mandamientos del Señor tu Dios, y anduvieres en Sus caminos.
Y verán todos los pueblos de la tierra que el nombre del Señor es invocado sobre ti, y te temerán.
Y te hará el Señor sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en el país que el Señor juró a tus padres que te había de dar.
Te abrirá el Señor Su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado.
Te pondrá el Señor por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos del Señor tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas, y si no te apartares de todas las palabras que yo te mando hoy, ni a diestra ni a siniestra, para ir tras dioses ajenos y servirles”.
Dios quiere decir que usted primero oye, después guarda y pone por obra, entonces Dios lo exaltará sobre todas las naciones de la Tierra y Sus bendiciones lo perseguirán. Usted será bendito donde sea, sus hijos serán benditos. Su casa también será bendita. El trabajo de sus manos también será bendito, y pueden tenerle envidia, pueden hacerle brujería, pueden hacerle hechicería, pueden hacerle lo que quieran porque no sucederá nada.
Vea que Dios habla de bendiciones materiales y espirituales. Si Él trabajase con magia, no nos daría Su Palabra ni hablaría sobre obediencia a Su Palabra. Entonces, si nos habla de obediencia, nos está dando la oportunidad de garantizar nuestro futuro.
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