Probablemente su celular está al alcance de sus manos, ¿no es verdad? Usted puede ingresar a las redes sociales fácilmente, con cientos o miles de usuarios posteando minuto a minuto.
Hay fotos y videos de cenas románticas, viajes y ropa nueva. Declaraciones de amor, frases y mensajes de superación. Todo tipo de felicidad. Pero¿ será realidad?
Una investigación realizada en sociedad con el Laboratorio de Estudios de Emoción y Autocontrol de la Escuela de Psicología de la Universidad de Michigan (Estados Unidos) y la Universidad de Leuven (Bélgica) reveló que, cuanto más las personas usan el Facebook, más tristes están – más de 1 150 millones de usuarios están conectados en este sitio.
¿La explicación? La inevitable comparación social basada en apariencias. Quien explica es el autor del estudio, Ethan Kross: “Los individuos tienden a publicar información, fotos y anuncios que hacen que sus vidas parezcan sensacionales. La exposición frecuente a este tipo de información puede llevar a otros a sentir que la vida de él es, en comparación, peor.”
Adiós, Instagram
A los 18 años de edad, Essena O’Neill ya era una de las personas más conocidas e influyentes de Australia. ¿Su trabajo? Publicar fotos en internet. La joven era una de las llamadas “instagramers” más populares del país, con más de 500 mil seguidores en Instagram, que, foto tras fotos dejaban miles de comentarios.
Su público estaba formado básicamente por adolescentes que querían tener su apariencia, estar donde ella estaba, comer lo que ella comía, tener sus amigos, vestir lo que ella vestía. En fin, querían ser Essena O’Neill.
La propia Essena estuvo en la misma situación a los 12 años de edad y, por eso, decidió ser una “instagramer”. “Pasé horas admirando muchachas perfectas online, deseando un día ser como ellas. Pero cuando lo logré, no pude ser feliz ni estar en paz conmigo misma”, declaró en el video (imagen de abajo).
La joven inició su “carrera” en la red social a los 16 años y, con el tiempo, la comenzaron a buscar las marcas y establecimientos para hacer propagandas. La misión de ella era publicar la “foto perfecta” con determinada ropa o en un cierto restaurante, sin decir que cobraba por hacer eso. La imagen despertaba el deseo en otras personas de ir al mismo lugar o usar el mismo producto.
Los miles de “me gusta” sin embargo, comenzaron a presionarla. Se volvió un vicio obtener la aprobación de sus seguidores. A pesar de que eran su fuente de ganancia, las redes sociales la hicieron sentirse vacía y deprimida por ver que tanta gente creía en su falsa felicidad.
El 3 de noviembre pasado, ella confesó, por Youtube, que todo lo que hacía era para obtener más visualizaciones y ganar dinero. “Me dije a mí misma que cuantas más “visitas” tuviera, más valiosa sería. Cuando dejas que tu vida la guíen los números, te dejas guiar por algo que no es puro, no es real y no es amor. Ni siquiera sé quién soy.”
Sea consiente
Las redes sociales tienen un importante papel en la sociedad contemporánea. Ellas pueden ser utilizadas para beneficiar, pero eso solo sucede cuando el consumo es consciente.
La consejera Núbia Siqueira – que escribe semanalmente en el blog de la escritora y conferencista Cristiane Cardos – afirma: “Todos ya deben haber visto el gran número de personas que viven engañadas en las redes sociales, pues la vida que muestran por las fotos es muy interesante, pero la vida real no tiene gracia. El uso de las redes sociales puede pasar de lo normal al vicio en un solo paso.”
Para ella, es necesario que cada uno se eduque para sacar provecho del buen uso de internet.
“Sepa aprovechar lo bueno que tiene internet y crezca. Elija bien sus prioridades en la vida y no correrá el riesgo de perderse en las propuestas ilusorias ofrecidas por allí”concluye.
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