Fue una vida deslumbrada por el dinero. Compras desenfrenadas e incluso un espejo de cuerpo entero instalado en su restaurante favorito a su pedido. Para una socialite (El término socialité es un anglicismo que describe a una persona famosa que además goza de una posición superior al interior de la clase social alta; generalmente provienen de familias adineradas o aristócratas y pasan gran parte del tiempo participando en actividades sociales como eventos benéficos, fiestas privadas, desfiles de moda, comidas, festivales y otros eventos exclusivos), de la cual no se puede revelar el nombre por razones legales, de 50 años de edad, que vivía en Londres, Inglaterra, esa era la vida que siempre había soñado. Sin embargo, el estilo aparentemente glamoroso comenzó a decaer a fines del 2014, cuando le diagnosticaron cáncer de mama e intentó suicidarse, ingiriendo una sobredosis de 60 comprimidos de Paracetamol con Champagne.
Después del intento fallido, ella sufrió insuficiencia renal aguda y severas lesiones en el hígado. Los médicos del hospital King College, de Londres, dijeron que la única manera de salvar su vida era con un tratamiento de diálisis para suplir las fallas de la función renal. Pero, la mujer entró con un pedido al Tribunal de Justicia local para que le otorgaran el derecho a rechazar el tratamiento médico correspondiente. “Sé que podría estar mejor, sé que podría vivir sin problemas de salud, pero no quiero eso”, le habría dicho a un médico. Ella estaba determinada a interrumpir su vida. “Perdí todo por lo que he trabajado.”
La muerte de la socialite fue anunciada al comienzo del mes de diciembre por su familia, que, aunque está devastada por lo ocurrido, le dijo a la Corte que la decisión de morir formaba parte de su “personalidad inusual”.
El periódico Daily Mail investiga cómo el Tribunal permitió que ella impidiera el tratamiento hospitalario contra la voluntad de los médicos.
Vanidad excesiva
Con miedo de que su apariencia se vea afectada, la mujer, que era madre de 3 hijas y que en agosto de este año disolvió su cuarto matrimonio, primero se había rehusado al tratamiento de quimioterapia y tampoco tomó la medicación, alegando que había engordado por los remedios. Ella decidió que prefería morir antes que perder su estilo de vida elevado, y también su belleza, ya que, enferma, podría estar fea y pobre, como le dijo a los médicos.
A la socialite le diagnosticaron trastorno de personalidad narcisista, una preocupación excesiva consigo misma y falta de empatía con las demás personas. En la Corte, a ella se la describió como una compradora imprudente y alcohólica, que llevó una vida dirigida por decisiones impulsivas y egocéntricas, sin culpa ni arrepentimiento.
Belleza interior
Hay personas que le temen tanto a los daños que el cuerpo pueda sufrir con el tiempo que no se preocupan por lo más importante: su interior.
La Palabra de Dios dice que “El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.” (Proverbios 15:13) ¿Cómo el exterior podrá reflejar algo bueno si lo que carga dentro de sí está deteriorado?
La Biblia contiene innumerables referencias que muestran la fuerza que hay en la belleza interior: “El corazón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos.” (Proverbios 17:22) ¿Ya se ha imaginado una tristeza capaz de consumir hasta los huesos?
Solo existe Uno capaz de llenar el vacío del alma: Dios, y cuando es invitado para entrar en un corazón, Él tiene el poder de transformar completamente una vida; y ese cambio se refleja naturalmente en el exterior, sin excesos, con equilibrio y paz.
Para saber más sobre cómo tener un Encuentro con Dios, participe de las reuniones que se realizan los domingos en la Universal. Haga clic aquí para encontrar la dirección de una iglesia más cercana a su domicilio.
[related_posts limit=”15″]