¿Invalidarás tú también Mi juicio? ¿Me condenarás a Mí, para justificarte tú? Job 40:8
Muchos han condenado a Dios para justificarse. Colocan en Él la responsabilidad por su falta de fe o incluso por sus errores. Preguntan por qué Él permitió eso o aquello, creen que Él prueba a las personas con enfermedades o miseria. Viven una vida irregular, viven sumergidos en dudas, viven basados en una visión natural y, cuando reciben la consecuencia natural, piensan que la culpa es de Dios.
Fue la actitud de Adán, cuando culpó a Eva y también a Dios por su caída: “La mujer que Tú me diste por compañera me dio el fruto del árbol, y yo comí.” (Génesis 3:12), sin embargo, ella no lo obligó a desobedecer. La elección fue de él. Si siembra el mal, ¿cómo puede cosechar el bien? Si recibe algo malo, ¿cómo puede culpar a la Fuente del bien? Su elección hoy determina su cosecha mañana. No sirve de nada condenar a Dios para justificarse.
Asuma la responsabilidad. No se justifique señalando a terceros. Asuma los resultados de sus elecciones, arrepiéntase, pida perdón. Haga nuevas elecciones. Cada uno recibirá la recompensa de sus propias obras.
Asuma la responsabilidad y haga su parte para que Dios lo justifique.
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(*) Fuente: libro “El Pan Nuestro para 365 días” del obispo Edir Macedo
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