“Entonces dijo Elías a todo el pueblo: Acercaos a mí. Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló el Altar del SEÑOR que estaba arruinado.” 1 Reyes 18:30
Elías retó a los profetas de Baal. Solo él había quedado y ellos eran 450.
¡450 contra 1!
¿Cómo es posible que un solo hombre rete a 450?
La osadía de Elías se debía a que el Espíritu de Dios estaba con él.
Él les dijo que clamaran a su dios y que él clamaría al Dios de Israel, y que el que respondiera con fuego sería el verdadero Dios.
Los profetas de Baal clamaron y no obtuvieron respuesta, porque Baal no es Dios.
¡Pero la oración de Elías duró 30 segundos y el fuego descendió!
El Altar significa, lugar alto donde se ofrece sacrificio, y Elías sabía que además de restaurar el Altar, tenía que haber una preparación para que se pudiera ofrecer sacrificio a Dios, él sabía que el fuego no iba a descender si el Altar estaba arruinado, ¡por eso lo arregló!
Nosotros somos templo del Espíritu Santo y Él desea habitar en nuestro interior, por eso la necesidad de restaurar el Altar de nuestra vida. Vivir en la mentira, en la prostitución, en el pecado, jamás hará que el Espíritu Santo descienda sobre una persona. El fuego de Dios no desciende sobre un altar arruinado.
Lo primero que hizo Elías fue arreglar el Altar:
“Y tomando Elías doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, al cual había sido dada palabra del SEÑOR diciendo, Israel será tu nombre, edificó con las piedras un Altar en el nombre del SEÑOR; después hizo una zanja alrededor del Altar, en que cupieran dos medidas de grano. Preparó luego la leña, y cortó el buey en pedazos, y lo puso sobre la leña. Y dijo: Llenad cuatro cántaros de agua, y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña. Y dijo: Hacedlo otra vez; y otra vez lo hicieron. Dijo aún: Hacedlo la tercera vez; y lo hicieron la tercera vez, de manera que el agua corría alrededor del Altar, y también se había llenado de agua la zanja.” 1 Reyes 18:31-35
Él preparó todo muy bien, en espíritu, muy disciplinadamente, porque sabía que no podía hacerlo de cualquier manera, era para Dios. Elías necesitaba de una respuesta, sabía que debía hacer todo correctamente, su vida estaba en riesgo y los profetas lo destruirían.
Lo interesante es que la oración de Elías fue corta, sin embargo, todo el tiempo usado fue dedicado a la preparación y restauración del Altar, por eso el fuego descendió, y lamió el sacrificio, la leña, las piedras y el agua.
Usted tiene que arreglar su Altar. Debe tomar una decisión. Es todo o nada. Es colocar su vida en el Altar por entero.
Una persona que tiene el Espíritu Santo vale más que 450, ¡que 1000 o lo que sea! Dios quiere tornarlo una fuente llena de Su Espíritu.
Elías edificó un Altar con 12 piedras, preparó la leña, cortó el buey en pedazos y lo puso sobre la leña. Puso el agua para que corriera alrededor del Altar. ¡El sacrificio tenía que ser perfecto!
Después de haber hecho todo, Elías hizo la oración:
“Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: SEÑOR Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que Tú eres Dios en Israel, y que yo soy Tu siervo, y que por mandato Tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme, SEÑOR respóndeme, para que conozca este pueblo que Tú, oh SEÑOR, eres el Dios, y que Tú vuelves a Ti el corazón de ellos.
Entonces cayó fuego del SEÑOR, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja.
Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡El SEÑOR es el Dios, el SEÑOR es el Dios!
Entonces Elías les dijo: Prended a los profetas de Baal, para que no escape ninguno. Y ellos los prendieron; y los llevó Elías al arroyo de Cisón, y allí los degolló.” 1 Reyes 18:36-40
El Espíritu Santo quiere entrar en su vida, pero usted tiene que estar con su Altar perfecto, reconocer que está mal, no culpar a nadie.
Confesar sus errores, alejarse de ellos y no volver a cometerlos.
Entonces el Espíritu Santo vendrá sobre usted.
Es mucha osadía, llegar delante de 450 y proponerles un reto, Elías puso su vida en peligro. ¡Pero él estaba delante de Dios!
Por eso muchos tienen miedo, son inseguros, porque no tienen el Espíritu Santo.
Elías tenía tanta osadía que les decía: “¡Clamen!” “¡Clamen más, quizás esté dormido”!
Se burlaba y esperaba su momento.
Elías le mostró al pueblo cómo hacer el sacrificio perfecto: “Acercaos a mí que les voy a enseñar lo que hay que hacer.”
El Altar debe estar perfecto. ¿Y qué es el Altar? El Altar es usted, soy yo.
Y si deseamos que el Espíritu Santo descienda, ¡hay que arreglar el Altar!
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