Cuando un hombre y una mujer asumen la responsabilidad de un matrimonio, esa familia tiene que construirse en base a mucha confianza y disponibilidad diaria para enfrentar cualquier situación, lo que incluye también esos días más estresantes, por ejemplo, cuando enfrentamos un gran problema en el trabajo o con amigos y familiares.
Hacer sacrificios por quien se ama es algo positivo, porque, generalmente, uno se siente más comprometido y cerca del otro. Sin embargo, un estudio realizado recientemente por la Universidad de Arizona, en Estados Unidos, señala que esos sacrificios, definidos como pequeños cambios en la rutina diaria para el bien del otro y una relación de buena calidad, no deben ser desmedidos.
Cuando se ama, se actúa con fe en lugar de emoción. La fe recurre a la razón y nuestra conciencia logra la capacidad de lidiar con problemas y situaciones difíciles. El discernimiento de cada uno construye el entendimiento de la pareja. El diálogo siempre debe existir en una relación para mantener la seguridad y detectar cualquier señal de alerta de que uno de los dos está demasiado cansado.
En los días muy estresantes, el sacrificio puede ocasionar una sensación opuesta al del compromiso en la relación, principalmente si el otro no ve lo que se está haciendo por él. Por lo tanto, siempre es mejor ser sincero en los días difíciles, para contar con la ayuda y la comprensión del otro, y evitar un distanciamiento innecesario.
Pedir espacio no es algo vergonzoso para nadie. Es muy importante que la pareja esté siempre atenta a las señales del otro, y dispuesta a ayudar a cumplir sus tareas personales, tratos de convivencia y responsabilidades compartidas. No hay estrés que resista a un matrimonio sólido, confiable y de compañerismo mutuo.