Para muchos parece una misión imposible. Casarse virgen es considerado por la mayoría de las personas algo anticuado, arcaico y completamente fuera de la realidad, ¿qué decir entonces de aquellos que, después de haber tenido una vida sexual activa, de un momento al otro deciden cambiar de postura y guardarse hasta el matrimonio? ¿Imposible? No.
Pero ¿qué lleva a una persona a cambiar drásticamente sus actitudes e ir en contramano del mundo?
La moda, la televisión, las revistas, la música, el cine, en fin, los medios de modo general, quieren a toda costa – y lo han logrado- infundir en los jóvenes y adolescentes la mentalidad de que mientras más parejas tengan, cuanta más experiencias sexuales tengan, mejor será su satisfacción y realización en el matrimonio. Y el resultado de eso es lo que hemos visto: personas infelices, frustradas, desilusionadas en la vida sentimental y con el matrimonio fracasado.
“¿De dónde salió esa tesis? ¿Basado en qué, alguien puede afirmar eso?” – cuestiona el conductor del programa The Love School, Renato Cardoso. “Si miramos de cerca, las evidencias muestran lo contrario”, afirma él. Y, también, invita a una reflexión: “Yo quiero que usted joven, soltero, use su inteligencia. Si yo quiero saber usar muy bien un aparto, yo tengo que pasar el máximo de tiempo posible con él. Si en todo momento quiero cambiar de aparato, yo no voy a aprender, ni especializarme en ningunos de ellos. Entonces, si usted quiere saber realmente cómo alcanzar el máximo placer en su vida sexual, usted debe pasar el máximo de tiempo con la misma persona, que es el caso de su futura esposa o futuro marido. Esa es la lógica”, resalta.
Pero si usted ya tuvo una vida sexual activa con varias parejas, y ahora quiere reservarse para una única persona, en una relación dentro del matrimonio ¿Qué debe hacer?
Una válvula de escape
Durante muchos años, Aparecida Amazonas, de 39 años, hizo del sexo su válvula de escape. Creía que el placer sexual sería capaz de llenar el enorme vacío que sentía. Y, en el afán de suplir las necesidades del alma, se relacionaba con varios hombres. Pero, al final de cuentas, la única cosa que lograba era sentirse usada. “Mi preocupación era agradar a los hombres con quienes me relacionaba y, para eso, me entregaba fácilmente, porque creía que en la cama lograría mantenerlos conmigo.”
Pero no era lo que sucedía. No había respeto, complicidad, amor, tan solo sexo. “Yo era valorada por las relaciones sexuales que mantenía. Era tan solo un cuerpo.”
Cuando se habla de libertad sexual, se presupone que es tener el derecho de acostarse con quien quiera, cuando quiera, y cuantas veces quiera. Mientras, la verdadera libertad sexual consiste en tener el derecho de elegir preservarse y esperar el matrimonio, para entonces entregarse a alguien que fue capaz de respetarla y darle su debido valor, sin ser considerada (o) retrógrada(o) o ser ridiculizada(o) por causa de eso. “Usted no puede apresurarse para hacer una cosa tan importante como el acto íntimo, el acto conyugal”, aconseja Renato.
Bueno, después de caminar por un tiempo por la calle de la promiscuidad, Aparecida se dio cuenta de que no estaba siguiendo el destino que tanto anhelaba, pero, en vez de eso, estaba distanciándose cada vez más de él. Entonces, se detuvo, revisó sus conceptos y conducta, y decidió que era momento de cambiar.
Solo cuando aprendió a valorarse y a amarse verdaderamente, pudo despertar el amor en alguien. Cida – como es cariñosamente llamada – hoy está de novia y se está guardando para el casamiento, porque entendió que el acto conyugal es algo único, especial, y por lo tanto, debe suceder por primera vez entre una pareja también en un momento único y especial: la noche de bodas.
“Si hubiese contacto íntimo ahora, antes del matrimonio, no sería tan bueno. Sería tan solo sexo, como antes, y no es eso lo que quiero.”
Lo que para la mayoría es considerado anticuado, para Cida fue el fin de su búsqueda. Contradiciendo lo que predica nuestra sociedad, ahora sí ella encontró lo que, en vano, buscó tener por medio del sexo desenfrenado y nunca obtuvo: cariño, amor, atención y valorización. No del cuerpo, pero por lo que ella verdaderamente es.
¿Y cómo encontró lo que quería? Conociendo verdaderamente a Dios, el Autor del Amor, en las reuniones de la Universal. ¿Quiere esa transformación en su vida también? Entonces participe de un encuentro en la Universal. Sepa cuál es la iglesia más cercana a usted ingresando aquí.
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