Ir todos los días a la iglesia, participar de proyectos, ayudar a las personas. Para quien lo ve de afuera, parece exagerado, porque la vida personal termina quedando en segundo plano, sin embargo, no hay exageración para quien está insertado en la Obra de Dios. ¿Pero cuándo y cómo se vuelve un peso y una obligación?
Según el diccionario, dedicarse a personas y proyectos, a Dios y sacrificarse por ellos, destinarse y ser devoto. Eso quiere decir que es necesario separarse para eso, no hay forma de dedicarse a dos cosas al mismo tiempo, o hace bien esto o aquello.
“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.” Mateo 6:24
Pero, ¿cómo sucede eso? Encubiertamente.
Un día usted deja su compromiso con Dios porque un amigo lo llamó para ir al cine. Sin embargo, no hay problema con faltar una vez, ¿no es verdad? No. El cine está allí todos los días, pero esa reunión, con ese tema, nunca más será igual.
Eso es solo un ejemplo, pero sirve para todo. Lo que Dios tiene para usted en ese día, en ese momento, es especial y solamente está allí. No hay sustituciones. No hay manera de dejarlo para después.
Es de esta forma que la dedicación comienza a transformarse en obligación, en costumbre. Cuando su mirada no está más en aquello que es de Dios, cuando su deseo no es más servirlo a Él, sino a sus propios deseos, sucede la transformación de aquello que era dedicación y pasa a ser un peso, una obligación.
Dios no quiere obligaciones, Él es amor. Hacer algo por alguien o por alguna cosa solamente por hacer, porque llamaron, porque se siente bien, porque en el fondo, usted se siente mal si no está allí, eso no es amor.
Amar es dedicarse de todo corazón, colocar a disposición de otros el tiempo de su vida, sin que eso sea peso, obligación. Es tener la realización de su vida personal en otras personas. Es sentirse completo al llegar a casa cansado, pero con la sensación de haber cumplido con su tarea.
Por eso, cuando esté saliendo de casa para hacer la obra del Señor, analice: ¿Estoy haciendo esto porque ya me acostumbré? ¿El compromiso se volvió una obligación? ¿Tengo otras prioridades?
¡No deje que su compromiso se vuelva sacrificio, solo obedezca a Dios!
“Y Samuel dijo: ¿Se complace el Señor tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras del Señor? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.” 1 Samuel 15:22