“Y los hijos de Rubén y los hijos de Gad llamaron al altar Testigo; pues dijeron: Es testigo entre nosotros de que el Señor es Dios.” Josué 22.34
Desde la época de los patriarcas, el Altar es considerado como Dios. Allí es lugar de entrega en cuerpo, alma y espíritu al Altísimo, y ofrecer honores y glorias a su grandeza y majestad.