«A lo Suyo vino, y los Suyos no Le recibieron. Pero a todos los que Le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que CREEN EN SU NOMBRE, que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios». Juan 1:11-13