En una carta destinada a los cristianos de Roma, Pablo afirma que ” la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23).
Pero ¿a qué pecado se estaría refiriendo? ¿Al asaltante de bancos, que roba millones, o al que roba para comer? ¿Al secuestrador que tortura a su víctima o al hijo que miente a su padre con el fin de obtener beneficios?
En realidad, Pablo se refiere a todos ellos. Y el obispo Edir Macedo explica: “Cualquiera que sea su pecado, es pecado. Delante de Dios no existe pecado chico o pecado grande.”
De acuerdo con las palabras del obispo, en un video publicado recientemente, Dios es totalmente puro. Para Él cualquier pecado produce una mancha.
Piense en un pintor que encarga un lienzo blanco para hacer su arte. Si el lienzo está sucio, no servirá. Es lo mismo si se cayó un balde de pintura o solo una gota.
La misma evaluación hace Dios: no importa si el hombre pecó por ser infiel a su esposa durante años o si es por no concederle perdón a quien lo necesitaba, por ejemplo. Un error es un error.
“Pecado quiere decir injusticia. Dios es un justo juez. Dios, el Todopoderoso, es soberano. El Altísimo es puro, purísimo, en Él no hay mancha, mácula. Él es perfectamente puro”, afirma el obispo Macedo. “El mínimo de pecado que nosotros presentemos ya es suficiente para que seamos lanzados en el lago de fuego y azufre por toda la eternidad. Porque Dios no tiene comunión, no convive, con el pecado. Aunque sea un “pecado tonto” o “pequeño.”
Por eso, Él les ofrece a todos la posibilidad de purificarse. Ingrese aquí y sepa cómo. [related_posts limit=”17″]