Algunos de los científicos tenían claro que tener un alto nivel de vitamina D era importante para combatir infecciones devastadoras en nuestro organismo. Pero no habían tenido en cuenta que las células T o los llamados linfocitos son inmóviles a menos que tengan una dosis de Vitamina D. A esta importante conclusión llego el profesor Carsen Geisler quien dijo que esta vitamina es esencial ya que esto reducirá el riesgo de contraer infecciones, y enfermedades graves como lo son la osteoporosis, diabetes, y algunos tipos de cáncer. La carencia de esta vitamina puede generar alteraciones óseas, problemas dentales y alteraciones en el metabolismo. Pero así mismo esta vitamina no se puede exceder, porque también genera contraindicaciones perjudiciales para la salud. El sol nos brinda el 90 % de la vitamina D de nuestro cuerpo, una pequeña exposición diaria con protector solar nos ayudara a generar esta vitamina.
Así mismo alimentos como el pescado azul, la yema del huevo, el hígado, los lácteos enteros o enriquecidos, la mantequilla y la nata. El consumo excesivo de esta vitamina puede ser tóxico para el organismo provocando hipercalcificación en huesos y en tejidos blandos como el riñón y el pulmón, formación de cálculos renales, dolores de cabeza, náuseas y vómitos. Las vitaminas son sustancias importantes y necesarias para la vida y las que se deben suministrar a través de la dieta.
La vitamina D pertenece al grupo de las vitaminas liposolubles que se almacenan en el organismo. La misma necesita la acción del sol para ser absorbida. Contribuye en la calcificación de los huesos y los dientes y protege de las enfermedades como la artritis reumatoide, la esclerosis múltiple y el cáncer de colon.
Exponerse al sol moderadamente junto con la ingesta de vitamina D por medio de los alimentos contribuye a cubrir las necesidades diarias.
Consumir suplementos con vitamina D no es necesario salvo que no sea posible exponerse al sol, entonces debe ser supervisado por un médico.