Omar Weis nació en Rosario, Santa Fe, es exboxeador profesional y campeón argentino, y en la actualidad se desempeña como profesor de esa disciplina.
Él relata: «Mi infancia estuvo marcada por la violencia familiar. Mi padre tomaba alcohol y nos pegaba a mi mamá, a mis hermanas y a mí por cualquier motivo. Debido a esa situación, llegué a quedarme tartamudo».
Cuando creció, solía jugar al fútbol con un grupo de chicos. De esa época recuerda: «Empecé a beber y terminaba borracho. Cuando probé la cocaína, me transformé porque la droga me hacía hablar mucho».
Desde ese día y por los próximos trece años, Omar estuvo sumergido en los vicios. «Llegué a un punto en el que quería dejar y no podía. Hubo un tiempo en el que no tuve plata para consumir y salí a robar», señala.
PRIMERA VEZ EN EL RING
«Cuando entré al gimnasio de boxeo por primera vez, me enamoré y ese día empecé a boxear. Tuve mi primera pelea amateur y la gané. Tuve casi 40 peleas invicto», recuerda.
Desde entonces, su carrera empezó a crecer: «De Rosario me fui a Buenos Aires, donde me hice profesional y tuve la oportunidad de pelear por el título argentino. Gané por nocaut en el décimo round y me consagré campeón».
«Después de aquella pelea, viajé a Estados Unidos y le gané a un campeón mexicano», recuerda. Tras esa victoria, Omar firmó un contrato con una empresa importante. «Aunque estaba viviendo lo que había soñado y había obtenido el título de campeón del mundo, mi vida privada era un infierno. Yo era agresivo, peleaba con mi esposa y la engañaba».
CAMPEÓN DE LA VIDA
Hasta que un día vio un programa de la Iglesia Universal. «Convencí a mi esposa y fuimos a participar de una reunión. Ese mismo día, dejé la cocaína y el cigarrillo», relata y añade: «Comenzamos a usar nuestra fe y nuestras vidas se transformaron. Hoy en casa tenemos paz y alegría. No hay más alcohol ni drogas».
Tras la transformación, Omar le dio un nuevo rumbo a su vida. «Soy entrenador y, a través de mi escuela de boxeo, busco ayudar a las personas a que puedan liberarse de la tensión, el estrés y que estén bien», subraya.