Hay muchos cristianos que, por creer que su bendición está lejos o es demasiado difícil para su realidad, desisten. Pero Jacob es un ejemplo contrario, él no desistió. Mientras que el ángel no lo bendijo, no lo dejó subir (Génesis 32:22-32).
La persistencia es una característica que pocos tienen en su naturaleza. Es algo que necesitamos poner en práctica. Para quien tiene una personalidad más pacífica, dificultad de esperar, de insistir, será aún mayor.
Es por eso que muchos desisten en el medio del camino o se quedan esperando que la bendición tan esperada “caiga del cielo”.
Pero, ¿qué hacer?
Primero: Jacob se quedó solo, hizo pasar a su familia adelante suyo por el arroyo (Génesis 32:22-24). Solamente después de eso, él luchó con el ángel.
No siempre su familia estará preparada o tendrá el mismo entendimiento que usted para verlo “luchar” por su bendición. Generalmente ellos serán los primeros en decirle que desista. Por eso, cuando esté en ese momento de persistencia con Dios, quédese solo, ore y pida, aunque todos estén en contra.
Segundo: Jacob luchó hasta lastimarse físicamente
¿Cuál es el límite de su insistencia? ¿Hasta que suceda la mitad de la bendición o algo parecido? Él luchó y se lastimó la pierna, pero eso no lo hizo parar.
Aunque usted tenga problemas tan físicos y racionales como su deseo por la bendición, no desista. Puede ser que, aparentemente, tenga algún perjuicio o consecuencia, pero eso es solamente el camino para que la bendición llegue hasta usted.
Tercero: Jacob llegó al límite. El ángel le pidió que lo dejara ir, pero él no lo soltó. Solamente después de eso él finalmente recibió su bendición.
¿Usted ya llegó a su límite? Qué bueno, pero sepa que ese no es el límite, usted puede ir más allá. Persista, insista, confíe, tenga fe. Su bendición está a punto de suceder.