¡Que a partir de hoy, sigamos y seamos buenos ejemplos, el Trigo en medio de la cizaña y que, en todo lo que hagamos, Glorifiquemos a Dios!
Amado, no imites lo malo sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; el que hace lo malo no ha visto a Dios. 3 Juan 1:11
Siempre habrá delante de nosotros la injusticia y la justicia; la paz y el rencor; la humildad y la soberbia. Es decir, siempre estará delante de nosotros lo malo y lo bueno.
Lo malo siempre existió y existirá. La mentira y la Verdad, las tinieblas y la Luz siempre estarán delante de nosotros, pero, no es porque lo veamos, que tenemos que seguirlo, que practicarlo. Dios nos hace detectarlo para que nos desviemos y ayudemos, a quienes lo practican, a que salgan de eso.
Siempre tendremos el poder para imitar, para practicar lo bueno. A ejemplo de Abraham, que eligió usar la fe para honrar a Dios, no a sí mismo ni a otros.
Se les enseñó los 3 errores más comunes que han reprobado a Obreros, Colaboradores y CPOs en toda Sudamérica, para que dejen de imitar los malos ejemplos y no se dejen guiar por estos errores.
“Dios te envió a esta reunión para que tengas Salvación, Perdón, Reconciliación, para que vuelvas al Primer Amor, haya una revolución en tu interior y seas usado por Dios como nunca antes”.
Amado, ruego que seas prosperado en todo así como prospera tu alma, y que tengas buena salud. Pues me alegré mucho cuando algunos hermanos vinieron y dieron testimonio de tu verdad, esto es, de cómo andas en la verdad. No tengo mayor gozo que este: oír que mis hijos andan en la verdad. Amado, estás obrando fielmente en lo que haces por los hermanos, y sobre todo cuando se trata de extraños; pues ellos dan testimonio de tu amor ante la iglesia. Harás bien en ayudarles a proseguir su viaje de una manera digna de Dios. Pues ellos salieron por amor al Nombre, no aceptando nada de los gentiles. Por tanto, debemos acoger a tales hombres, para que seamos colaboradores en pro de la verdad. Escribí algo a la iglesia, pero Diótrefes, a quien le gusta ser el primero entre ellos, no acepta lo que decimos. Por esta razón, si voy, llamaré la atención a las obras que hace, acusándonos injustamente con palabras maliciosas; y no satisfecho con esto, él mismo no recibe a los hermanos, se lo prohíbe a los que quieren hacerlo y los expulsa de la iglesia. 3 Juan 1:2-10