“Porque así dijo Dios, el SEÑOR, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. Y no quisisteis.”
(Isaías 30:15)
El pueblo de Israel prefirió buscar la seguridad humana y se asoció a los egipcios sin la aprobación de Dios (Isaías 30:1-2). Muchas veces la ansiedad y la desesperación llevan a las personas a elecciones precipitadas. Transfieren su seguridad que debían depositar en Dios a los recursos de este mundo.
En descanso y en reposo seréis salvos. – Para ser salvo es necesario convertirse, es decir, cambiar de dirección. Usted andaba en el camino equivocado, ahora anda en el camino correcto. Engañaba, ahora no engaña más. Mentía, ahora dice la verdad. Adulteraba, ahora es fiel. Usted deja de andar en sus propios caminos para andar en el camino indicado por Dios. Ese es el paso más básico. El segundo paso es “sosegarse”. Nadie puede hacer eso por usted. Sosegarse es una elección que usted solo logra hacer al andar por la fe.
En quietud y en confianza será vuestra fortaleza. – En la ansiedad y en el miedo está su debilidad. La ansiedad drena su fuerza, pues es la duda en acción. El antídoto para esos sentimientos es ejercitar la tranquilidad y la confianza. La tranquilidad solo puede ser alcanzada a través de la fe en Dios y en sí mismo. La confianza en Dios y la tranquilidad, es decir, la certeza de que Él hará lo que prometió, le da fuerza para luchar y vencer.
¿Para qué buscar ayuda de los egipcios? ¿Para qué asociarse con incrédulos? ¿Para qué depender de los demás o esperar que su socorro venga de terceros? Dios está con usted, mi amigo, y Él quiere ser su refugio y su socorro. Su único recurso y su salvación.
Confíe en Dios y quédese tranquilo; esa es la fuerza que usted tanto necesita.
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Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo