La vigorexia o dismorfia muscular es un trastorno mental, y quienes la padecen, tienen una visión distorsionada de sí mismos, intentan cambiar la “aparente” debilidad con entrenamientos físicos intensivos. Con el fin de aumentar la masa muscular, algunos incorporan en sus dietas proteínas y sustancias de manera excesiva, como esteroides anabólicos. Este trastorno afecta la conducta alimentaria, los hábitos diarios y la manera de relacionarse con el entorno.
Se sabe que el ejercicio físico es saludable y mejora la calidad de vida del ser humano, pero cuando se lo practica exageradamente, puede ser un problema. Incluso, hay personas que descuidan sus responsabilidades y a sus seres queridos por el tiempo que gastan en los entrenamientos. Ese fue el caso de Valerie Stephan que, al ser entrevistada por la BBC, confesó haber sido controlada por el deporte, de tal manera que se convirtió en una obsesión. Lamentablemente, eso afectó su trabajo y su familia. Explicó que se sentía culpable si no se ejercitaba, y por esa razón, llegó a cancelar compromisos. “Todo lo que quería era demostrar que era una super humana y que podía controlarlo todo. No manifestaba lo emocionalmente difícil que era para mí. Nunca podía descansar porque siempre estaba en apuros”, relata.
Según Rob Willson, presidente de la Fundación para el Trastorno de la Dismorfia Muscular en Reino Unido, la cantidad de personas que sufren este trastorno aumentó, pero hay pocos casos diagnosticados debido a la falta de conciencia social sobre esta problemática. “Lo tienen miles de personas, que están excesivamente obsesionadas con su aspecto, tienen una autoestima muy baja y, además, tienen ansiedad y preocupación”, indicó.
Los vicios cambian con el tiempo
Cuando se habla sobre los vicios, muchos los relacionan con las drogas, los cigarrillos, el alcohol y los juegos de azar; pero subestiman las obsesiones sutiles. La vigorexia es una de ellas. Para la comunidad médica internacional, este trastorno no es considerado una enfermedad, pero sus consecuencias pueden ser letales.
Esta preocupación desmesurada de realizar ejercicios físicos oculta un vacío en el alma. Como en todo vicio, la persona siente la necesidad de huir de la realidad.
La solución
La sensación de infelicidad solamente puede irse cuando la persona decide tener un encuentro con Dios. Todos los que lo experimentan nunca se sienten vacíos, aunque pasen por momentos difíciles. No hay palabras en el mundo que puedan explicar el bienestar que proporciona el Espíritu Santo en el interior.
Si usted desea saber cómo lograr sentirse bien con usted mismo y alcanzar el bienestar verdadero, busque a Dios a través de su fe, de la oración y de la obediencia a Su Palabra. Usted no podrá saberlo hasta que no Lo busque. ¡Haga la prueba!
Los miércoles, en la Universal, se realiza una reunión que enseña cómo buscar la presencia de Dios. Si a usted le gustaría participar, acérquese al Templo de la Fe o a la Iglesia más cercana. A las 8 h, 10 h, 12 h, 16 h y, principalmente, a las 20 h.
Si usted necesita una ayuda espiritual, comuníquese al: (011) 5252 4070. Estaremos a su disposición.