Una de las características del remordimiento es que causa angustia y tristeza por los errores cometidos, mientras que el arrepentimiento produce paz y alegría. Así fue como el obispo Julio comenzó la jornada de hoy.
Faltan 18 días para subir al Altar, para prepararse, reconociendo su error o pecado que lo hace sentirse angustiado y triste, probando así que no hubo arrepentimiento.
En la oportunidad, se entabló comunicación con el pastor Horacio Lares, responsable del trabajo evangelístico de Hurlingham, quien expresó que el bautismo en las aguas, a través del arrepentimiento, es un punto final a la vida pecaminosa y un punto inicial hacia la novedad de vida.
Se transmitió el caso verídico de Lucas, un joven que creció en un ambiente hostil y violento. Sentía mucho odio hacia su padre, lo que lo llevó a las malas compañías, al mundo delictivo, a las adicciones y sobre todo al orgullo. Depresivo, intentó terminar con su vida en cinco oportunidades.
Cuando conoció a Dios, en la Universal, entendió que debía perdonar y dejar el pasado atrás, por eso, tomó la decisión de bautizarse y entregarse a Jesús. Fue un ante y un después en su vida. En el momento de la Hoguera Santa, aprovechó la oportunidad de sacrificar todo de sí para recibir al Espíritu Santo. Hoy, es una persona alegre y realizada.
Podemos entender que Dios le está mostrando, a través de todos los casos verídicos exhibidos, que la raíz de los problemas sufridos es la vieja vida.
Participe con nosotros de esta Jornada rumbo al Río Jordán, de lunes a viernes, de 7:30 a 8 h, por UnifeTV, 25.1 TDA, y Red Aleluya, 106.3 FM.
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– La raíz de los problemas sufridos es la vieja vida