Ser madre no es una tarea fácil, sin embargo, existe una manera de que sus proyectos se vuelvan realidad. Sé que es obvio decir que queremos ver a nuestros hijos felices, pero la verdad es que muchas madres no tienen esa alegría.
La mayoría de las veces no son valoradas, entendidas ni escuchadas. Las orientaciones de una madre no siempre son aceptadas, a pesar de querer siempre el bien para sus hijos, ¿Y por qué tanto problema? ¿Por qué muchas veces ella solo es recordada el día de la madre?
Todas nosotras, madres, sabemos que desde el primer momento que recibimos la noticia de que estábamos embarazadas, comenzamos una etapa de sacrificio en favor de quien vamos a amar por el resto de la vida y, muchas veces, ¡sabemos que hay madres que no tienen ni el reconocimiento de los hijos!
La raíz de toda esa injusticia comienza cuando ellas piensan que pueden resolverles todo a sus hijos y que son la solución para todos los problemas que ellos enfrentan.
¡Nuestra única salida es creer en Dios y vivir por la fe! No hablar, sino vivir de manera tal que nuestros hijos reconozcan que nosotras tenemos lo que ellos necesitan para ser felices toda su vida, la Presencia de Dios.
Por más que amemos a nuestros hijos, existe Alguien que los ama mucho más, y que tiene una vida eterna y plena que nosotras no podemos proporcionarles. ¿Ya se detuvo a pensar en eso? ¿Qué tal presentarles a Dios a través de su testimonio?
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