Un nuevo miércoles en donde entendimos cómo defender nuestra fe, en la Sede Nacional de la Universal en Argentina.
Nosotros somos los que elegimos si mantenemos o no nuestra pureza.
Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque entonces el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán, sino que el vino nuevo debe echarse en odres nuevos. Y nadie, después de beber vino añejo, desea vino nuevo, porque dice: «El añejo es mejor». Lucas 5:37-39
Debemos entender que nosotros somos el odre que almacena el vino, pero también definimos qué tipo de vino ingresa en nosotros: el viejo o el nuevo.
Mientras retenemos el vino viejo, ya sea nuestras opiniones, pensamientos o voluntades, el vino nuevo, que es la Palabra, no tiene espacio en nosotros.
Si somos el tipo de odre viejo, fácilmente seremos confundidos con aquello que la Palabra nos revela, porque nos contraría y nuestra reacción natural será la de explotar y rechazarla.
Quien es odre nuevo, recibe lo nuevo por parte de Dios también. No se queda con aquello que tuvo ni pone excusas para retener aquello que le impide seguir adelante.
La fe racional nos lleva a hacer la Voluntad de Dios, aunque no tengamos ganas. Esto nos garantiza quedar en paz con Dios y sacar del peligro inminente a nuestra propia alma.